Laredo

7 0 0
                                    


Laredo

Estábamos una noche organizando parte de la información que habíamos recogido, cuando de repente alguien tocó la puerta suave, pero angustiosamente. No nos dijo ni quién era, sólo afirmó tener algo que nos interesaba. Nos dejó un trozo de papel y nos pidió, rogando, que le diésemos prioridad a esta historia. Es un papel de cuaderno barato, escrito a letra muy rápida.

Dice así:

La noche del incendio, en el centro del Congregatorio borinsoniano, se revelaron los mensajes secretos. Vi que alguien parecía querer llorar. Alrededor del llorante unas cuantas personas fingían no tener nada que ver y lo hacían fatal: se les notaba los movimientos toscos de mirada y los gestos para ocupar tiempo. Entre toda la bruma de gente y fuego yo sólo conocía a Laredo, que reía así, como con malicia, frente al llorante. Hacía tiempo que no lo veía y me acordé de que me había dicho la última vez que nos encontramos que iba a ir en busca de su sonrisa maliciosa. Me alegré a ratos por él, aunque nunca le había creído en primera instancia.

Laredo de repente cayó al suelo. Después de algunos comentarios que no entendí, el llorante y los que le rodeaban lo dejaron solo allí, pudriéndose. Yo me acerqué a ayudarle, claramente, pero cuando llegué hasta él me paró con la mano. Yo le exigí saber qué ocurría. «Se han revelado los mensajes secretos», me dijo.

«Se han revelado los mensajes secretos» es todo lo que sé, pero sé, o al menos sospecho, que vosotros conocéis al llorante y seréis capaces de averiguar qué pudo haber hecho Laredo. Aquél no fue un llanto común, eran piedritas que le hacían sangrar los ojos. Creo que el llorante sabía demasiado.

[Adelanto] Historia de la mala leche {Roldom 2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora