Candies & Flowers || Freddoy ||

Dos.

El pequeño Freddy veía con atención su reflejo en el espejo.

Vestía el uniforme de lo que sería su futura escuela. Estaba ansioso porque era su primer día y porque vería a Joy.

— Cariño, hora de irnos. —La suave voz de su mamá lo llamó.

— Si mamá, ya voy. —dijo antes de tomar una pequeña mochila de osito e irse. Fred le decía que con esa mochila no podrían tener la atención de Usagi pero a Freddy eso no le importaba.

Él y su madre caminaron alrededor de 10 minutos antes de llegar a la escuela. En el camino el castaño notó que un auto un poco largo pasó a su lado, parecía como de esos que la gente importante usa, no recordaba el nombre de aquel transporte.

— Mamá, ¿cómo era que se llamaba eso? —Señaló el camino por el cual el curioso auto iba.

— Es una limusina, cariño. —Su madre sonrió.

— Es como la que lleva la gente importante, ¿verdad mamá? —Sus orbes azules reflejaban toda la inocencia de un pequeño de 7 años.

—Vamos Freddy, si ya sabes la respuesta ¿para qué preguntas? —El castaño frunció el ceño al oír esa molesta voz en su cabeza.

— Solo era curiosidad, Fred. —Miró a su izquierda encontrándose con un chico casi igual a él. Al parecer solo él podía verlo.

Su madre miró de reojo a su hijo y dejó pasar la situación en la que su primogénito se encontraba. Era normal que los pequeños tuvieran amigos imaginarios, ¿no?

— ¿No haz escuchado el dicho de que "La curiosidad mató al gato"? —El extraño amigo de Freddy sonrió de forma presumida.

— ¿Qué quiere decir eso? —La mirada del pequeño castaño se llenó de confusión.

— No tengo la menor idea —Fred borró esa tonta sonrisa de su rostro —, pero es algo que escuché en la televisión.

Freddy iba a comenzar una discusión con él, pero su madre llamó su atención.

— Mira cariño, hemos llegado a la escuela —Sonrió con ternura —. Volveré por ti más tarde, vamos entra.

El chico entró con algo de miedo, aunque no era la primer vez que estaba ahí, la escuela seguía siendo un lugar muy grande para él.

— ¡Hola! —Un niño pelinaranja le sonrió — ¿Eres de segundo grado?

— Hola y si.

— Mi nombre es Towntrap y yo te diré en donde es tu salón —El niño hizo una sonrisa más grande. Freddy asintió y lo siguió hasta una pequeña aula con decorado un poco infantil —. Listo, aquí es tu salón.

— Gracias. —El castaño sonrió con timidez y se adentró al lugar. Su madre le había dicho que este año sus compañeros iban a ser diferentes a los que tenía en el grado anterior y eso era lo que le daba miedo.

— ¡Oye regresame mi peluche! —Una niña rubia gritaba mientras un niño pelirrojo tenía en sus manos el peluche en forma de pollito que tanto quería aquella niña ruidosa.

Freddy miró a su alrededor. Solo estaban ellos tres y un extraño niño pelimorado que solo se limitaba a ver la escena.

— Deberías de regresarle su peluche —habló el pelimorado.

— ¿Dijiste algo? —El pelirrojo lo miró y el pelimorado negó inmediatamente.

En ese momento el pequeño Freddy supo que sería un largo ciclo escolar...