Preciado tesoro

7 1 0
                                    

¿Alguna vez has conocido a una persona y al instante sentiste que ya lo conocías de antes? A mí de hecho sí me pasó una vez. Ante un ser que nació para conocerme, pero nunca para pertenecerme. Por muchos años, amé a esa persona que creía mi mundo, la razón por la cual existía. Típico, ¿no es así? El amor es tan fuerte que te convierte en alguien débil ante los ojos de él.

Sin embargo, siempre lo supo. Era imposible que no fuera consciente de que mi corazón era suyo, que allá donde él fuera, mis ojos lo seguían inconscientemente. Su amor por mí fue igual de fugaz que una estrella. Un breve destello y desapareció ante mis ojos.

“Es patético que lo ames”; “¿No ves que sólo está jugando contigo?”; “Él sólo miente”.

Me aseguraban todos que lo nuestro iba a ser temporal, que tarde o temprano debería decirte adiós. Lamentablemente así fue. Pero, ¿acaso el amor no se trata de eso? ¿De amar a una persona y darle el poder de destruirte confiando en que no lo hará? ¿Que si dolió? Pues claro que lo hizo, sin embargo, no me arrepiento de nada. Amé a una persona que, aunque nunca estuvo destinado a ser, supo cuidar de mí. Por supuesto que me dolió su partida, ver sus sentimientos transmitidos hacia otra mujer, mas a su vez soy feliz por él. Porque, aunque ya no estemos juntos, tenemos un pequeño recuerdo que nos sigue uniendo; nuestra pequeña historia.

Y algún día, sé que voltearé a mirarle y podré decir que lo he superado. Que puedo volver a amar. Que mis sentimientos hacia él quedarán como el preciado tesoro que guardaré junto a los escritos que alguna vez escribí para él.

¿Puedes verme ahora? Te estoy observando cumplir tus sueños. Amar a la hermosa chica que te acompaña sosteniendo tu mano. La feliz sonrisa que dedicas a la dueña de tu alma.

Hey, ¿puedes verme sonreír ahora mismo? Yo también he empezado a reescribir mi historia. He vuelto a sentir el suave cosquilleo que alguna vez sentí hacia ti, mas esta vez es por la persona que hoy va a mi lado. Yo también estoy cumpliendo mi más ansiado sueño.

Oye, ¿me ves? Por favor, sé feliz.

Mi más preciado tesoro.

El rincón del cuentacuentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora