Cierro los ojos e imagino que aún está aquí, esa alma indomable que apenas acabo de descubrir. Es tenaz, imponente. Un alma libre encerrada en un mundo esclavizado por dolor. Anhelante es el ir y venir de sus manos, grandes y fuertes como el acero, buscando su próxima presa, su próximo instante. Cuán anhelante es el movimiento de sus labios; el levantamiento de sus pobladas, pero delicadas cejas; el mar de sus ojos y el monumento de su cuerpo. ¿Cuán voraz y bello puede ser este ser? ¿Acaso puede existir criatura más indescriptible como ella?
Desgraciadamente, me permito dudarlo.
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El rincón del cuentacuentos
RandomEn este apartado dejaré fluir mi lado más imaginativo, con relatos, pequeñas reflexiones, historias cortas o, simplemente, aquello que salga de mí. Que lo disfruten :)