Mi Ella cap 6

4 0 0
                                    

VI - El Encuentro

Después de un tiempo comenzaron a llegarme guiones de un escritor de Italiano. He de confesar que luego de veinticuatro años de ser caraqueña puedo distinguir los detalles de esta tierra, y no podía haber margen de error, aunque estos guiones se los enviaran a la compañía desde Nápoles, yo estaba segura que detrás de estas letras había alguien que se había criado en mi país. ¿Quién en Nápoles dice que una pareja "va a tirar"? Sólo un venezolano lo dice. Seguir sus audacias me hacía sentir bien. Era su manera de escribir las cosas que me hablaba de una persona amorosa que por alguna causa escribía guiones para pornografía, pero por ejemplo, dice en un guión:

"El actor tomará de la cadera a la actriz, colocándole los dedos en el sexo, acariciándola como si tocara un arpa. Es importante que el actor sienta que brota música de aquel cuerpo."

"Ella abrirá los párpados como si éstos fuesen labios dispuestos a besar, mirará al actor a los ojos, luego mirará su miembro, que debe estar erguido, y con su boca temblorosa le dará hogar."

Y así, estaba volviéndome peligrosamente emocional para ser una actriz porno, pero la culpa la tenían los productores al darme estos guiones. Otra cosa importante de estos guiones es que el guionista no se metía con la manera de hacer las cosas de quienes participábamos en una cinta, es decir, sugería sentimientos, sugería posiciones, pero en el momento decisivo se limitaba a invitar al placer y a que una hiciera su labor con gusto, me daba la impresión de que él tenía muy claro que en la actuación de una actriz porno se encerraba el corazón del arte, que podía indicar en qué parte de la película debía haber una relación oral, pero nunca era un tirano como otros guiones que a veces me había tocado interpretar, por que en ellos todo era interpretar y no actuar, en que llegaban a decir cosas tan cretinas como "La actriz montará la verga treinta y siete veces, en la decimonona sentada dirá -Papito rico-, y se pellizcará el pezón izquierdo tres veces", o idioteces como, "Chupará la verga cuatro veces profundas y rápidas, luego cuatro lentas, luego cuatro rápidas, y así durante dos minutos, luego se separará del miembro a cinco centímetros, y desde ahí lamerá el glande con la lengua, sin acercar la cara, como una serpiente, pero no tan rápido".

El escritor, que llevaba por nombre "Melkiades", dejaba en claro que su arte era transmitir una historia y motivar a los actores a que se la creyeran ellos mismos. Con sus guiones una se entregaba a coger de verdad y los muchachos se portaban muy intensos, era como si lo hiciéramos por gusto y fuéramos esclavos del guión. Era como si una cumpliera una función cósmica con el sólo hecho de dar una mamada con amor.

Acompañando a los guiones había siempre dibujos a lápiz que sugerían cuadro por cuadro la película. En cierto modo era el verdadero director, y de hecho, cuando un director modificaba el orden de aquellos guiones la película empeoraba bastante y, en ocasiones, se echaba a perder.

Era bastante feliz con mi labor, hasta que un día... (ese día que siempre llega cuando una esta feliz)

Llegué yo con bastante jovialidad al set, todo estaba listo, las luces estaban en su sitio, las cámaras listas, mis compañeros estaban ahí también y yo me había aprendido muy bien mis líneas, feliz de decir lo que iba yo a decir. Antes de que Eduardo me besara el sexo preguntaría, "¿Qué encontraré en tu vagina?", y yo le diría, "No es una vagina, es una flor. Busca y encontrarás miel.", era un texto que me gustaba, pero no sabía que esa escena se cancelaría, y eso era lo de menos, algo que no esperaba era la causa por la que la escena se cancelaría.

Ya estaba yo desnuda y sentía el ambiente tenso. El director, se distinguía siempre por crear una atmósfera relajada, pero esta vez había algo que lo excedía a él mismo. Vi con asombro que las escenas del guión habían sido modificadas, las partes en que yo tenía encuentros sexuales requerían de uso de preservativo. No me explicaron muy bien y yo no pregunté, pero la idea era que yo creyera que, por presión de grupos que difundían el sexo seguro, al menos una cinta de las que se hacían ahí, sugiriera como placentero el uso del condón. Era una soberana mentira, pues era obvio que en Venezuela eso no ocurriría porque en teoría ni siquiera se hace pornografía en el país, es decir, nuestros videos salían facturados como hechos en España, y nadie sabía, oficialmente, los desordenes que pasaban dentro de las oficinas de esta productora. Ni siquiera el vigilante que cuidaba celosamente la entrada sabía exactamente a qué se dedicaba su empresa.

Mi EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora