➼Karukae;;

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Dedicado a Nuxxz_.
Drabble de la pareja KaruKae<3.
Discúlpame si quedó algo corto.(?

♥♥♥

Para alguien que siempre vivió en el infierno, no le fue difícil aprender a jugar con fuego.

   Sus labios se entrelazaron una vez más; estos mismos rozaban el cielo que ambos anhelaban de forma incierta. Una de lass juguetonas manos de Karma se deslizó de una forma lenta y tortuosa por el cierre del vestido rojizo que su acompañante había elegido para aquella salida un tanto íntima entre los dos. Su mano izquierda se posicionó en su pequeña y ancha cintura, delineando el contorno de ésta, dejando que divagara con el dobladillo del —anteriormente mencionado— vestido. Su dedo pulgar trazaba pequeñas caricias sobre la fina tela, mientras qué, con su dedo anular, mayor, e índice, procuraba apretarla aún más a él, en un vano intento de no dejarla escapar. La muchacha aferró sus manos lo más fuerte que su pequeño cuerpo le permitía al traje ejecutivo que Akabane cargaba sobre sí en aquél momento. Sus pequeñas y blanquecinas manos se aferraban de una forma tan única y especial, que el simple roce de ambos cambió toda la situación.

   Akari comenzó a temblar una vez que la lengua de Karma se introdujo en su interior. Sus piernas —además de parecer gelatina—, trataban de mantenerse lo más rectas posibles, mientras que intentaba vanamente alcanzar la altura del contrario, cosa que le era imposible, ya que éste le llevaba aproximadamente treinta centímetros a la pequeña.

   Sus ojos de color mercurio se asemejaban a los dorados de la niña—no tan niña—, que se encontraba frente a él. Sus labios conectaban las puertas de su alma, dejando escapar un poco del amor que habían reservado especialmente hacia la otra persona, con la que, en estos momentos, se encontraba fundiéndose en un hermoso y casto ósculo. Sus pulmones exigían un poco más de oxígeno, pero sus corazones un poco más de aquella pasión y lujuria que comenzaba a envolverlos poco a poco, consumiéndolos, quitándoles todo pensamiento racional por su parte.

   En cuanto los viejos amantes liberaron los labios del contrario para poder recuperarse de tal exigente ósculo, sus ojos brillaron como dos perlas que resaltaban gracias a la iluminación de la luna y sus estrellas acompañantes. Sus respiraciones agitadas hacían eco en el interior de la habitación, mientras qué, un pequeño y adorable sonrojo afloró en las mejillas de la menor, ocasionando un fuerte palpitar en el corazón del pelirrojo. Los cabellos azabaches de la joven se habían sacudido debido al agarre qué, minutos antes, el mayor había ejercido en ella, al tomarla por los hombros y juntar sus labios, como si el simple hecho de haber estado alejados durante —aproximadamente— 7 años, había ocasionado cierta desesperación exasperada, por no poder besar a la persona que con tanto énfasis había amado durante todo ese tiempo. 

   Sin dudas, Akari no logró comprender dicha acción que el mayor había ocasionado. El choque de sus labios logró causarle un gran escalofrío que recorrió todo su pequeño cuerpo en su más perfecta extensión. Desde sus pies, hasta la última fibra de su cabello.

   El pelirrojo la miraba expectante, intentando descifrar qué máscara pondría ahora. Intentando descifrar todas y cada una de sus reacciones, buscando una razón; una simple respuesta a todas sus preguntas. No obstante, la acompañante sintió toda su sangre acumulada en sus mejillas, en cuanto le cayó la ficha que con tanta paciencia había esperado durante todo este tiempo. 

   ¡Por fin Karma la había besado!, y aquello no podía haber puesto más feliz aquel revoloteado corazón, que se mantenía agitado gracias a la pequeña escena que fue montada por ambos, minutos antes.

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