CARTAS PARA MAMÁ *Frerard*

'16

Abril 17, 2000

Hola mami:

No sé porque te escribo a las 4 de la madrugada, tampoco se porque... me siento tan extraño.
Mami, la botella de vino me hizo mal, creo. Estoy mareado.
Pero hay algo que debo contarte... prepárate para leerlo.

Tu hijo ya no es virgen.
Recuerdo cuando una vez dijiste que el alcohol era el mismísimo diablo, pero no creí que fuera tan cierto hasta hoy... y eso que el vino no tenía demasiado alcohol, pero nos bebimos la botella completa solo nosotros dos.
Estábamos bebiendo tranquilos, con la música de The Carpenters a todo volumen, siempre pensé que su música era perfecta para una situación así, pero esta vez los había puesto sin intención alguna.
No sé ni como pero ya estábamos besándonos en la habitación con "Close to you" de fondo.
Mami, la sonrisa nerviosa de Frank bajo la luz de la luna que entraba por la ventana es taaaan malditamente preciosa. Una de las maravillas del mundo.
Sus manos moviéndose nerviosamente sobre mi pecho, sus labios acariciando los mios de una manera diferente... con mas deseo quizás. Todo tan lleno de deseo y lujuría.

"Gerard, yo te amo" dijo Frank en medio del beso.

Nunca nos habíamos dicho te amo, pero lo sabíamos.

"Te amo también Frankie" respondí.

Y luego de eso, nuestros cuerpos estaban frotándose el uno con el otro, las ropas terminaron en el suelo y... de repente estaba sintiendo fuego dentro de mi ¿en serio es como lo describen en los libros? Lo imagine pero no creí que fuera real, los libros mienten a veces, son unos mentirosos, juegan con mis sentimientos.

La verdad mi mente estaba confundida en pleno acto, no sabía que hacer si los dos teníamos los mismos genitales, aún que últimamente sabía que este día iba a llegar y estuve leyendo muchos blogs en internet para orientarme pero justamente en ese momento se me olvido todo.
Soy un retrasado.
Frank me ayudo un poco, decidió ser la mujer ¡Ja! La mujer ¿he escrito "la mujer"?
Frank me mataría si leyera esto.
En fin, mamá... todavía tengo sus gemidos resonando en mi oído, el aliento a uva y excitación rondando por mi nariz, sus labios entre abiertos y sus ojos oscuros apareciendo cada vez que pestañeo y algunas marcas rojas en mi cuello y espalda.
Fue salvaje,
Muy salvaje.

Con cariño.
Tu hijo ya no virgen, Gerard.