VII

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Llevaban caminando sus buenos cinco minutos por los pasillos. Apenas se reunieron habían emprendido marcha hacia la sala de juego. Iban todos, las niñas gemelas y el niño subclase estaban de la mano de Dodo quien tenía un chichón en la frente —cortesía de Misono—  Lawless con las manos en la nuca hablaba de lo tonto que era caer bajo esas ilusiones, Licht aseguraba no haber visto nada extraño en su estadía, por lo que golpeaba a su Servamp tachándolo de mentiroso.

Shirota sintió un pequeño jalón en su pantalón y al ver se trataba del niño subclase, este le miraba y le hacía señas para que se agachara y lo escuchara. El castaño lo hizo.

—¿Tienes más dulces?

Mahiru con pena le respondió que no tenia mas, haciendo que el pequeño lo miraba con tristeza, reanudando la marcha. El también los siguió aun cuando su Servamp —en forma de gato— se metía entre sus ropas y se removía inquieto en ellas.

—¿Qué haces Kuro?

—Busco mi paleta.

Mahiru quitó al gato de su ropa porque comenzaba a hacerle cosquillas y le dijo con un falso tono de disculpa que el dulce lo regaló. Kuro lo miró de mala gana en su tierna forma minina.

Misono, después de dar tantas vueltas, sintió algo peculiar en el fondo de ese pasillo. Siguió el camino estando acompañado de toda la pandilla y al llegar al fondo un cuadro hermosamente decorado estaba ahí. Frunciendo el ceño tanteó toda la extensión de aquella pared hasta encontrar lo que quería.

Mahiru se le había acercado con curiosidad a lo que hacía hasta que la misma imagen del cuadro se difuminaba y daba lugar a una puerta. Miró asombrado cuando el pequeño Alicein abrió la puerta y en su interior había un enorme cuarto con una gigantesca estantería con muchos libros en ella. Muñecas, autos, incluso legos se encontraban en el suelo. Algunas mesas y sillas pequeñas en el fondo y agrupadas de tres en tres. Y sobre una de ellas estaban el par que buscaban.

Mikuni sobre una mesa en pose de pensador y Lily frente a él con una sonrisa sentado en una silla que no era de niños. Ambos tenían esa aura de estar en una pelea mental feroz. Hasta que de la nada un enorme y pesado libro voló hacia la cabeza de Lujuria y lo tumbó al suelo.

Cualquiera se molestaría de encontrar a los responsable de semejante broma jugando tranquilamente ajedrez, mientras ellos habían corrido de un lado a otro mientras eran espantados por toda clase de monstruos que hayan visto en televisión.

—¡Se puede saber en qué pensaban!

El primero en demandar, por supuesto, había sido Misono.

Y al segundo todos se fueron encima de los bromistas. El pequeño Alicein no encontró nada mas bueno que tirarse encima de Lily tratando de aplastarlo, pero su peso era igual a una pluma. Shirota lo ayudó tirándose encima de ellos riéndose, aplastando a Kuro que estaba entre sus ropas. Sendagaya no sabía el por qué de tanto escándalo pero también fue, con Hugh carcajeando sobre su cabeza. Licht solo entendió que había que golpear a alguien y su pierna fue directo al trasero de Avaricia, armándose la pelea al final.

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Un minuto más tarde Mikuni y Lily se encontraban amarrado de brazos y piernas en el suelo, varios chichones en sus cabezas y la mejilla izquierda de ambos hinchada. Las gemelas le pusieron una corona de flores de plástico en la coronilla de su lastimada frente cuando Mikuni gimoteo.

—¡Eso fue demasiado!

—¡Calla, bastardo! ¡Es tu culpa todo esto!

Mahiru se dejo poner su sombrero de brujas por uno de los niños subclases, y el pequeño le susurró un pequeño "Lo siento" De inmediato supo que aquel chiquillo había jugado primero con ellos y el que había lastimado su cuello. No quiso regañarle ni nada, le sonrió con dulzura mientras revolvía sus cortos cabellos, haciendo que el pequeño también riera.

—Lo hicieron bastante bien... ¡Pero no los perdono porque nadie se comió mis dulces!

Mahiru dejo al niño y curioso observó a Mikuni refunfuñar como chiquillo en el suelo. El pequeño subclase se alejo de él en lo que Kuro se posaba en su hombro en forma felina.

—¿Nadie?

—¿Qué pasa Shirota? nadie en su sano juicio se comería algo hecho por este bastardo.

—¡Misono!

—Es que yo...yo si lo comí.

Sintió el pesado silencio que provocaron sus palabras. Todos llevaron la vista en su persona y se sintió extrañamente nervioso a pesar de que sonreía.

Lo sabía. Sabia muy en el fondo que no debía comerse esos dulces, y él tontamente se llevo uno a la boca.

—Puedes despedirte de este mundo.

—No te preocupes, este ángel guiará tu alma.

—¡Mikuni-san! ¡¿De qué estaban hechos esos dulces?!

Mahiru se levantó algo alterado de haber comido quizás veneno. ¿Sería capaz el Eve de Envidia hacer tal cosa?

—Mhm... Me pregunto qué seria ese extraño líquido que tenia Johan en su escritorio.

Y simplemente gritó mientras se revolvía los cabellos exasperado. Lo sabia ¡Realmente lo sabia! Mikuni es un maldito desconsiderado que usa a todos como experimentos.

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Después de tirar a Mikuni fuera de la mansión —aun amarrado—y aplastar a Lily en su forma de mariposa con un libro, habían vuelvo al salón. Los niños felices corrían por los pasillos para ir directo por unas botanas de dulces. Él iba con paso desganado mientras Sendagaya tenía una mano en su hombro en señal de consuelo. Quizás lo que se comió era un simple y mundano dulce.

Tetsu se alejo de él cuando un niño le había estirado los bracitos para que lo llevara en sus hombros, como el chico era carismático con los enanos, estos los seguían para jugar. Soltó un suspiro cuando ya todos entraban al comedor de nuevo, y cuando perdió de vista la espalda de Misono en el umbral de la puerta, volvió a sentirlo.

Abrió mas los ojos cuando su corazón dio un escandaloso vuelco y latió con unas terribles ganas de querer bombear sangre a todo su cuerpo. Sus piernas volvieron a fallarle y ahora simplemente cayó al suelo mientras temblaba.

¿Qué le pasaba a su cuerpo?

Kuro, quien estaba agarrado entre sus mechones de cabellos, se bajó cuando su Eve tambaleo y quedó sentado en el piso. Al mirarlo al rostro para ver que le pasaba se sorprendió de ver al chico con los ojos tan abiertos como asustado. Sus manos se abrazaban a sí mismo y no dejaba de temblar. Se transformó en su forma humana llamándolo.

—Mahiru ¿Qué pasa?

El chico le negó la mirada mientras trataba de murmurar algo, trato de acercarse y tomar sus hombros cuando su mismo Eve soltó un pequeño gemido ahogado, paralizándole.

—Kuro... mi... cuerpo.

El estremecimiento que envolvía su cuerpo lo estaba asustando, y cuando el vampiro quiso tomarlo de los hombros sintió como una descarga eléctrica le recorría, haciéndole saltar un gemido de sus labios.

Entonces aquello lo aturdió.

—Mahiru, estas...—

—¿Qué sucede Shirota?

Misono se había devuelto en sus paso al ver el par pereza faltante en la sala. Cuando Kuro quiso mirar al pequeño Alicein sintió las manos de Mahiru sosteniendo su chaqueta, y con una cara totalmente roja, le susurró con una voz casi quebrada.

—Llévame a casa...Kuro.

Sin esperar más preguntas ni respuestas, se dio la vuelta para dejar que Shirota se subiera a su espalda. El roce de cuerpo hizo que Mahiru se mordiera los labios para evitar quejidos vergonzosos en presencia de Misono, y ocultó el rostro en el cuello del vampiro, mientras sus manos atrapaban con fuerza la tela de la chaqueta de Kuro.

—Nosotros no vamos, Kisama-chan.

—¿Qué? ¡Espera—!

Trick or TreatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora