Muy temprano en la mañana, se podia oir el sonido de la alarma que provenia del cuarto de la estrella de Karasuno. Dentro de ella, en la casa que ocasionalmente se utilizaba, dos figuras semidesnudas dormian, la mas pequeña se levanto y con rapidos movimientos, apago la alarma y la tiro a un lugar incierto.
-Asahi-san, levantate de una vez-aun adormilado y enfadado por despertarse temprano, trataba de despertar al gigante que era su novio, pero este se tapaba con la sabana para evitar luz innecesaria-¡De una buena vez!-con toda su fuerza tiro de la sabana, logrando sacarlo, se propuso a ponerse encima del chico, pero...digamos que algo no se asimilaba.
-Noya, ya me desperte, tranquilo-una figura esbelta le saludaba, adormecida y con los ojos adormilados al igual que el pequeño libero, estiro sus brazos hacia el y lo atrajo directo a su pecho-un poco mas no hace daño ¿no?-al intentar mirarle se dio cuenta de ese pequeño detalle... tenia bultos que obstaculizaban la vista y al parecer el pequeño se encontraba desangrando por la nariz.-¿eh?- aparto al chico de ella y levantadose de la cama y poniendose la primera camisa que encontro, fue a mirarse al espejo...no le provoco un desmayo pero si un trauma a mediano plazo-¿Y ahora?-
Como se encontraban en epoca ajetreada, los padres de la chica no de encontraba a suerte para ella y pudo encontrar el uniforme que tenia su madre de su epoca de instituto, la tomo prestada esto y otra pieza mas... lo que mas temia, se cumplio, le hacia perfectamente.
-Tendriamos que consultar al club, mientras se acaben las clases te quedaras en el salon- Nishinoya se encontraba en la calle apresurando el paso mientras comia una tostada con un mano y con la otra, agarraba al de la chica.
-En el receso ¿comemos juntos?- pregunto la chica, el pequeño solo asintio-Bien-
La hora paso como si de eternidad se tratase, la joven salio de su escondite y fue al lugar citado, donde se encontraba al teñido de cerquillo.
-Gracias por la comida- dijeron al unisono y se propucieron a comerla, pero Nishinoya veia a la comida de la joven, esta se dio cuenta, agarro con los palillos unos salchipulpos y le ofrecio al libero. Este abrio su boca para comerlo, pero el ruido que vino de la direccion del frente, quito su
suerte, el duo de raros se encontraba viendolos.