No existen las coincidencias, solo lo inevitable.

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Todos tenemos un tiempo limite para amar... yo... tengo un tiempo límite, o eso creia...

4 de enero.
Hace poco parecía haber terminado el año, cuando una lluvia había azotado la entrada de un próspero año.
Las compras de todas las semanas eran obligatorias, o terminaría muriendo de hambre. Cuando se llegó al market se podían apreciar varios refrigerios o golosinas en la caja donde un viejo hombre sonreía leyendo el periódico. No evite dar una ojeada a la pagina que mostraba ante mi, donde daban información de nuevos trabajos.

Será bueno llevar un periódico también...

Tome lo que en la lista ya hacia escrito en pluma y luego pague--Incorporando obviamente el periodico.
Al salir de la tienda abrí la sombrilla azul y camine un largo rato hasta pasar por el parque de la colina, donde de un lado se encontraban los arbustos y árboles mojados del parque público y del otro la visión a las montañas tras pasar la carretera.

Que bonito...

-¡Miauuu!- se escuchó en el silencio tormentoso.

Gire mi cabeza hacia el suelo y la derecha, donde se presenció una caja de cartón húmeda por todas partes.
Me incline mirando atentamente la caja, esperando el mismo sonido.

-¡Miauuu!- se repitió.

Abrí la caja encontrando un pequeño animal de pelaje oscuro y ojos amarillos. Al verme me observó en silencio por un largo tiempo hasta que se colocó en dos patas para apoyarse en el cartón y mirarme a los ojos.

-Por favor, llévame contigo.- pidió.

Creo que eso fue lo que dijo... Su mirada lo dice todo.
Pero... ¿Será buena idea?

Ya hacia con las bolsas del market y el gato negro entre mis brazos hacia el departamento.
Me pregunté como el gato logró convencerme y como yo termine enredada en su vida...

O mejor dicho él en la mía.

Kure&TimidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora