El frió viento de Inglaterra golpeaba su rostro causando que sus mejillas se sonrojaran y con cada exhalación se notara una pequeña capa blancuzca a causa de la alta temperatura del lugar. Acomodo su gorro de lana sobre su cabello intentando acomodar sus cabellos rebeldes y suspiro con fastidio, odiaba el frió de el lugar y ademas, ¡había venido por obligación!. Le dio un vistazo a su teléfono para intentar tener con que distraerse pero al notar que no tenia ningún mensaje de sus tantos grupos en aquella aplicación tan popular simplemente apago aquel aparato, miro por la ventana y contaba cada señal que se encontraba en la calle, en su interior solo rezaba para que se acabara el viaje en autobús y pudiera entrar en la casa de sus abuelos para poder calentar su cuerpo frente a las llamas de la chimenea.
Froto sus manos para darse algo de calor y vio de reojo a sus hermanas menores dormidas en las piernas de sus padres. Suspiro cuando al fin llegaron a su destino y bajo rápidamente del autobús tropezando en los últimos escalones, camino junto con su familia hasta la puerta de entrada de la tan reconocida casa de "Los Darling-Chance", estos eran reconocidos por celebrar las festividades a lo grande y por la amabilidad de aquella familia. Greyson miro a su alrededor antes de que abrieran la puerta, frunció el entrecejo al ver una sombra en una de las esquinas de la casa, era una persona mas no había nadie allí, ignoro ese detalle y volteo cuando una mujer que no pasaba mas allá de los ochenta años abrió la puerta con una sonrisa.
- ¡Como los extrañamos! -dijo la mujer con una sonrisa y abrazo a cada uno de la familia frente a ella, los dejo pasar y cerro la puerta detrás de si.- El abuelo Michael y su tío abuelo John están en la cocina.- les dijo y la familia del joven de cabellos negros se dirigieron hacia allí con una sonrisa.
Greyson miro a su abuela y le sonrió con calidez, esta le dio una abrazo haciéndolo reír y ambos fueron a la cocina donde dos hombres de ya avanzada edad hablaban animadamente con el resto de la familia, los niños corrían de un lado a otro y sus primos casi adolescentes jugaban videojuegos. Se sentó a un lado de uno de sus tantos tíos abuelos y se dispuso a escuchar la conversación luego de haber saludado a cada familiar, suspiro y jugo con sus dedos aun algo fríos, la conversación se basaba en las cuentas por pagar del tío Chase y del nuevo bebe de la tía Jane. No se quejaba de su familia, pero a veces era agotador ser parte de una familia tan numerosa como la suya, por lo que le dijeron, habían adoptado a sus tíos abuelos cuando eran pequeños pero jamas le dijeron de donde eran antes, por lo que dejaban de lado el tema y hablaban de cosas mas actuales.
-Grey hijo, ¿cuando llegaste?- frunció el ceño confundido su tío abuelo John. Greyson lo miro con diversión y rió quedadamente.
- No hace mucho abuelo John -dijo divertido ganándose una risa de su tía Jane, suspiro.- Tía, ¿Como eran las abuelas Jane y Wendy? -pregunto haciendo que sus familiares se callaran, miro a su tía curioso esperando la respuesta y ella sonrió con nostalgia.
- Ellas eran unas personas maravillosas, tu bisabuela Wendy contaba unos cuentos maravillosos, Jane era un poco mas seria pero siempre te gastaba una que otra bromilla por ahí -dijo con una pequeña sonrisa- ellas les hubiese encantado conocerte.
Asintió y suspiro, miro a su abuelo y este miraba el suelo ajeno a la conversación, los demás cambiaron de tema rápidamente haciéndole fruncir el ceño, siempre era lo mismo, preguntaba algo sobre el pasado de su familia y ellos evitaban a toda costa decirle cosas que fueran de importancia. No era la primera vez que preguntaba por algún familiar que haya pasado a una mejor vida, como por ejemplo, la abuela Wendy, siempre le decían que contaba unos cuentos fantásticos y una vez se les escapo que ella había viajado a un lugar cuando era pequeña junto con sus dos hermanos, pero nadie le dijo donde. Sonrió para sus adentros, averiguaría que le escondían si o si esa misma noche.
Los niños y adultos dormían plácidamente, cada uno en su lugar correspondiente, Greyson miro la hora en su teléfono y este marcaba exactamente la una de la madrugada. Se levanto con cuidado de no hacer ruido y camino de puntillas hasta salir de la habitación con el teléfono aun en su mano, intento agudizar su vista para poder ver en la oscuridad del pasillo y se dirigió hasta las escaleras que conducían al tercer piso de la casa, el cual, nadie habitaba por lo que sucedió hacia años, mucho antes de que Greyson naciera, encendió la linterna de su teléfono y miro las paredes con aquel papel ya algo desteñido y algo rasgado por el paso de los años, detallo los cuadros de cada Darling de la familia hasta que encontró lo que buscaba,la pintura frente a el reflejaba a una niña con sonrisa preciosa y cabello castaño hasta los hombros, su vestido no tenia ni una sola arruga y se le notaba feliz, era su abuela Wendy. La miro y sonrió, intento buscar algo en la pintura mas no encontraba nada, detallo a las otras cuatro personas los cuales eran sus bisabuelos y tío abuelos mas jóvenes, suspiro al no encontrar nada y se dirigió a una de las cinco puertas, la abrió y esta rechino haciéndole cerrar los ojos como si de esa forma pudiera evitar que el ruido se detuviera, al entrar se sobresalto al ver una sombra junto a la suya que se reflejaba al lado de un escritorio viejo y polvoriento, jadeo asustado y volteo mas nadie se encontraba detrás o aun lado de el, trago saliva y cuando intento volver a ver aquella sombra esta ya no se encontraba, bufo pensando que solo había sido producto de su imaginación. Cerro la puerta y trato de encender la luz pero no tuvo éxito, suspiro y dirigió la luz de su teléfono al techo para al menos intentar ver que había en esa habitación. Habían juguetes, tres camas y un escritorio algo polvoriento por el paso de los años, se acerco al escritorio y tomo una de las cajitas que estaban sobre este, la abrió dejando ver un collar plateado con lo que parecía ser un fruto extraño ya arrugado y café por el tiempo de haber sido cortado, reviso la tapa encontrándose con una escritura corrida y entendible en tinta negra, este contenía una fecha y algo que lo dejo mas intrigado aun.
"Extrañare aquel tiempo que pase con el joven de mis sueños en una isla de fantasía, jamas olvidare nuestro beso.
- Wendy Darling. 12 de noviembre, 1904"
¿Esto era un beso? , frunció el ceño aun confundido y dejo la cajita en su lugar tal cual como se la había encontrado, tomo otra y esta contenía un parche de pirata junto con otra pequeña nota debajo de la tapa.
"La aventura mas divertida, ¡No puedo esperar para que regrese!
- Michael Darling, 12 de noviembre, 1904"
Era de su tío abuelo, pero su mente no dejaba de pensar ¿A donde rayos habían ido sus familiares?, dejo la caja donde estaba y abrió otra un poco mas grande, en esta se encontraba un oso de felpa polvoriento algo sucio junto con una cinta al rededor de la cabeza con una pluma cosida a un extremo, noto un hilo que tenia debajo de el hocico, se le notaba aquel arreglo de su cabeza quizá por habérsela quitado en uno de los tantos juegos, busco otra nota mas esta no se le entendía bien y la tinta estaba algo corrida por algunos lados a demás de algunas faltas de ortografía, intento leer lo que decía.
"Grasias Peter
-John Darling, 12 de noviembre, 1904"
Suspiro al no entender nada y dejo la caja donde estaba, intento seguir investigando pero fue un intento fallido, vio por la ventana y esta tenia un gran grieta al lado de el seguro y el vidrio roto, se estremeció al notar pisadas marcadas con sangre en el suelo lleno de polvo, comenzó a retroceder y salio de allí rápidamente, ahogo un grito en su garganta al ver a la sombra justo a un lado de la suya haciéndole mofas y jadeo aterrado, ¿Quien rayos había dejado esa sangre y de quien era esa sombra?
Greyson suspiro medio dormido mientras comía su desayuno con pereza, no había podido dormir luego de lo que sucedió anoche, movía su tenedor sobre el planto jugando con la comida mientras masticaba, sus hermanas y primos pequeños gritaron emocionados sobresaltándolo, bostezo y miro el causante de aquellos gritos, un hombre de mediana edad con cabello dorado y ojos verdes como la grama sonriendo felizmente a los niños que habían ido a abrazarlo, frunció el ceño mirándolo, ese hombre hacia años que no lo veía y sonrió.
Era su tío Peter.