Marco llegó a su casa esperando estar con Katya lo que restaba de la tarde, finalmente había terminado con el asunto de Aytaç y ahora quería recomponer una relación que sin saberlo, se había deteriorado por eso.
Al llegar a la puerta de su casa escuchó risas, al parecer los planes se habían atrasado, Katya debía estar con alguna amiga, y estaba bien, después de todo se lo merecía. Ella se merecía un mundo, todo lo que él nunca le dio ni podrá darle, e incluso más.
Abrió la puerta y pasó al living, vio a su novia con una copa de vino blanco en la mano y al girar más su cabeza cerrando la puerta, Aytaç.Katya se alegró de verlo y se paró a saludarlo con un beso en la boca, Aytaç sonrió y bebió de su copa.
—Supongo que ya la conocerás, —digo Katya abrazándolo por la espalda y mirando a Aytaç, la mujer se paró y les sonrió a ambos. "No le dijo nada", fue lo único que Marco pudo pensar. ¿Por qué? —Me dijo que hace mucho que no se veían y pasó a visitar, como no estabas la invité a pasar y charlamos un rato.
—Debo decir que Katya es una de las personas más amables y carismáticas que conozco, ya veo por qué están juntos. —Sonrió, Marco no podía dar crédito a lo que tenía en frente, era una faceta de Aytaç que nunca había visto antes, una faceta vengativa y cínica, realmente era un error haber terminado aquello de tan mala forma, y era un error que ahora Katya tendría que pagar—.
—Sin duda que sí. —Besó su mejilla, y volvió a mirar a Aytaç. Katya propuso que se sentaran y así fue, ahora Marco tenía enfrente a una persona dispuesta a arruinar su felicidad.
La amaba y la odiaba tanto,
Aytaç significaba un amor y un precipicio profundo, significaba sufrimiento y salvación, tentación e inocencia, significaba felicidad y agonía, cielo e infierno, eso y millones de antónimos, sentimientos que nunca podría plasmar en palabras.
Algo que él nunca podría hacer era encontrar el propósito, aquello que hacía que Aytaç tomara ese tipo de decisiones, y qué fue lo que él hizo para desatar esa parte tan oscura de ella.Para Marco la tarde fue interminable, por más que Katya y Aytaç hablaran animadamente y fueran haciéndose conocidas, por más que el plan de Aytaç se estuviera ejecutando a la perfección, Marco buscaba la solución a eso, algo que no involucrara a Katya. Su relación con Aytaç era tan tóxica que contaminaba a cualquiera que siquiera buscara opinar al respecto, y así fue como Anna, Lars, Cathy y Mats poco a poco iban desapareciendo de sus vidas.
La tarde pronto se hizo noche y Katya le pidió a Marco que acompañara a Aytaç a su casa, él aceptó por el simple hecho de que era Katya quien se lo pedía, para desgracia del mismo, ambas hicieron planes para salir pronto junto con Cathy, y eso era algo que Marco buscaba impedir a toda costa, Cathy odió a Aytaç desde el primer momento en que la vio.
Salieron de la casa y cuando estuvieron a unas cuadras Marco agarró el brazo de Aytaç con fuerza.
—¿Qué crees que estás haciendo al involucrar a Katya en esto?Aytaç sonrió y lo miró a los ojos, Marco se desarmó.
—No le voy a decir nada a Katya, de mi parte quedate tranquilo.
Marco soltó el brazo de Aytaç, y esta siguió caminando unos pasos más hasta abrir la puerta de su casa, Marco la siguió con rapidez y la paró antes de que terminara de cerrar.
—¿Qué querés para que esto pare? ¿Qué querés para irte de mi vida de una vez por todas?
—Estaba esperando que lo preguntaras.
—Quiero que le digas a Katya sobre lo nuestro, quiero que ella te diga todas las cosas que vos me dijiste, quiero que tenga el mismo resentimiento que tenés conmigo, quiero que te odie aunque sea por un momento, quiero que te duelan cada una de las palabras que te diga, para que sientas lo que yo sentí cuando te presentaste en mi casa a refregarme las cosas que te he hecho en la cara, y quiero que sientas la presión que yo sentí cuando me vi obligada a dejarte, quiero que sientas el dolor que yo sentí cuando te vi contener las lágrimas en aquel banco, quiero que te duela cada palabra que le digas hasta el punto de que cuando las recuerdes solo quieras volver a ese momento y remediar las cosas. Solamente cuando sientas un enorme arrepentimiento, y puedas entender lo que hice, te prometo que no me volverás a ver.