Nadie puede decir que me conoce,
porque no pueden explicar éstas ojeras,
claro que se pueden retirar,
pero basta una noche,
para que se vuelvan negras.
La luna es testigo,
de como me maldigo,
la madrugada se ha cansado de mí ,
pues yo sigo aquí sin encontrar descanso,
no tengo sueño aún, no puedo dormir.
El día y la noche son uno sólo ahora,
pues no duermo ni una hora,
tengo que tomar pastillas,
que hacen como maravillas,
y de a poco me arrullan,
obvio entre comillas.
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Ruidosa.
PuisiOjalá pudiera llorar mi maldita grasa, y así todas las noches de llanto, por un momento me sirvan de algo.