Cálico

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Un día me fui de viaje.
Cualquier destino me servía, 
y en el lugar que me hospedaba
un gatito cálico salió a saludarme.

Hola preciosura, 
¿Qué haces solo en un lugar como este?
La criatura se subió a mi falda
rogando con tristeza una caricia.

Le di un poco de mi amor,
la vi renacer poco a poco,
al mirarla sentí una gran conexión,
una conexión perdida por mucho tiempo.

Comencé a visitarla durante mis días,
preciosa se volvía solo con amor y comida.
Sentía que conmigo hablaba,
aunque fuese solo su mirada.

El día que en yo partía
salí del hostal a despedirme,
pero dolorosa fue mi fortuna
encontrándola sangrando, adolorida.

Resiste preciosa, resiste, 
no puedo abandonarte.
Envuelta en mis ropas ensangrentadas
buscando a alguien que la salvara.

Fue en vano... 
La bala la hirió de muerte
muriendo en mis brazos
y yo desconsolada.

Justo ese día pensaba llevarte conmigo a casa
Preciosa compañera que de ti me revitalizaba.
Al dar tu último suspiro
comprendí nuestra conexión.

Eras tú... la pequeña gata que yo no pude cuidar,
la pequeña gata que de niña que tuve que dar.
Cómo llegaste aquí a parar.
Cómo no reconocí al ángel que me visitaba,
que tu solo querías una segunda oportunidad,
la que yo por segunda vez no te pude dar...

Gracias por tu amor, humana,
Eso era todo lo que necesitaba...

11/10/2016

Colección Mis poemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora