Capítulo 13.

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Con sus ojos marrones intentó guardar cada detalle del lugar. Por supuesto, la casa de Lauren era amplia y tenía innumerables adornos que llamaron su atención mientras se paseaba lentamente por el lugar. Las paredes tenían tonos claros, y el azul marino con blanco reinaban en la decoración, incluso una sonrisa se dibujó en su rostro al percatarse de los varios detalles que hacían alusión a cosas marinas, un pequeño faro, un timón y un gran cuadro con todos los nudos marineros que pudieran existir. 

- ¿Acaso fuiste marinero en alguna vida pasada? – Bromeó Camila.

Lauren hizo una pequeña mueca permaneciendo en silencio mientras se dirigía a la puerta del patio donde salió sin decir una palabra.

Camila mentalmente se preguntó si habría incomodado con sus palabras a la ojiverde quien no volvió a entrar a la casa, haciendo que ella misma tomara la decisión de dirigirse hasta el jardín. Cuando llegó hasta, donde debería haber ido Lauren, sintió cómo por su lado izquierdo ladraba un gran Golden Retriever que se lanzó contra ella haciéndole caer aparatosamente contra el césped.

- Hola, tú debes ser Sam. – Recordó sonriendo.

El perro ladró fuertemente haciendo estremecer el cuerpo de Camila quien por unos segundos temió que el animado cuadrúpedo no le dejara salir del lugar.

- ¡Sam! Más cuidado con la señorita. – Resonó la voz de Lauren quien llevaba en una mano una sombrilla de playa y en la otra un par de toallas.

Liberándose del gran cuerpo del perro Camila logró ponerse de pie y mirar con detalle cómo Sam ahora se había sentado obedientemente al lado de la ojiverde.

- ¿Necesitas el baño para cambiarte? – Murmuró la ojiverde mientras abría otra pequeña puerta que daba conexión desde el jardín a la playa.

- No, tengo el bikini bajo la ropa. – Explicó.

- Genial. – Sonrió.

Sam corrió rápidamente hacia afuera donde Camila se encontró con una amplia plataforma de madera la cual tenía rendijas. A un lado había una pequeña ducha y además una manguera enrollada.

- Aquí es donde nos limpiamos la arena de la playa con Sam. – Murmuró feliz la ojiverde.

- Vaya, esto es genial. – Dijo asombrada.

- ¿Prefieres ir andando o quieres que nos acerquemos con la camioneta?

- Podemos andar. – Sonrió.

...

Lauren soltó una carcajada viendo cómo Sam corría por la orilla de la playa persiguiendo a Camila quien ahora sólo llevaba la parte de arriba de su bikini y uno pequeño short de mezclilla. Ella misma no podía desviar sus ojos de la morena, se sentía hipnotizada por aquella chica que ahora le reclamaba al perro que le dejara en paz.

- ¡Basta Sam! – Ayudó Lauren.

El perro bajó las orejas frente a la orden de la ojiverde y Camila volvió caminando para sentarse a su lado sobre unas de las toallas que habían extendido sobre la cálida arena.

- ¿Cómo es que eres tan pálida si vienes tanto a la playa? – Dijo confundida la pediatra.

- Porque al parecer mi piel no sabe broncearse y sólo sabe quemarse. – Hizo una mueca. – Seguro has notado que algunos días ando con el rostro con un tono rojizo.

Mi mejor medicina. (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora