VI

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Sus ojos se abrieron. Tenía los grises distraídos, como si hubiese dormido por mucho tiempo. Lo primero que enfocó, luego de haber despertado, fue en el techo. Seguía en el hospital... lo segundo que vio, fue una cabellera desordenada a su costado.

— Mione— murmuró con la voz rasposa.

Hermione se incorporó asustada. Hacía mucho que no lo escuchaba... 5 meses para ser precisos. Su voz seguía teniendo ese efecto en ella... el mismo que tenía el recuerdo de su voz. Se sentó en la silla y lo contempló. Tenía una sonrisa en el rostro. ¡El muy maldito tenía una sonrisa en el rostro!

— ¿por qué?—preguntó Hermione, fría.

Draco miró a su novia y reparó en su barriga. Estaba adorablemente gigante. ¿Cuántos meses serían?

— ¿Por qué?— volvió a preguntar la castaña. Draco reparó nuevamente en ella.

— No es lo que crees— dijo Draco aun con voz rasposa—, no intentaba suicidarme, como todos creen.

— ¿Entonces?

— Me corté con el cuchillo. Fue un accidente.

— ¡¿Una herida de 7 centímetros de largo y 15 milímetros de profundidad?!—gritó Hermione, incrédula.

— No sé qué pasó— dijo Draco algo ido.

Era extraño. Sentía como si hubiese estado durmiendo por muchísimo tiempo. Caminando por sombras. Sentía que estaba buscándola pero que no había podido encontrarla. Acercó su mano derecha para tocarla, pero ella se alejó.

— Te diré que pasó— dijo enojada. Draco pudo ver la furia en los ojos de la muchacha—. Pensaste que era muy difícil ser padre, pensaste que la mejor solución era irte... me dejaste sola todo este tiempo... si no querías al niño, tendrías que habérmelo dicho, nada más— dijo Hermione fría. Ni una lágrima, ni un grito más... solo indiferencia, asco, odio... Se levantó con dificultad y cuando se puso de pie lo miró, de la misma manera—. Nos vemos en el juicio— y diciendo esto caminó a la salida.

— ¡Espera!—gritó Draco tratando de mover su brazo izquierdo.

Pero no pudo.

Mientras escuchaba cerrarse la puerta de su habitación, vio con horror que su brazo izquierdo no estaba. Era un pedazo de hombro que llegaba hasta la mitad del húmero. Draco comenzó a gritar desesperado a tiempo que intentaba moverse, pero también le fue imposible. Se dio cuenta que sus piernas y su brazo derecho estaba completamente inmovilizado de manera mágica. Siguió gritando, esta vez con lágrimas en sus ojos de desesperación... ¿qué había pasado?, ¿por qué no se había dado cuenta que le faltaba el brazo cuando despertó la primera vez? ¿Se lo habrían cortado después?, ¿por qué se lo cortaron? Draco lloró desesperado, gritando de angustia, casi desgarrándose la garganta, moviéndose frenéticamente y gritando el nombre de su novia.

Los doctores llegaron a su lado con una especie de jeringa, en la que, con ayuda de dos enfermeras robustas, retuvieron el brazo de Draco para poder inyectarlo. Cuando lo lograron,El efecto fue casi inmediato.

Yacía lánguido en la cama, con la mirada perdida en el techo. Cerrando los ojos, una lágrima rodó por su mejilla.

No pudo decirle que aquel día él estaba preparando el almuerzo. Que quiso agarrar con la izquierda el bol para dejar los champiñones que tenía en frente. Que el cuchillo estaba tranquilo en la tabla de cortar carne donde estaba picando champiñones para la comida. Que la punta del cuchillo tocó la marca y que esta comenzó a sangrar. Que sintió dolor y salió corriendo al baño para limpiarse, aún con el cuchillo en la mano. Que lo dejó en el lavamanos mientras abría el grifo de la tina para lavarse. Que la marca comenzó a abrirse, hasta que vio su ligamento, junto con mucha sangre y dolor... que vagó por las sombras luego de eso por muchísimo tiempo.

Ahora vagaba de nuevo, pero un poco más consciente que antes. Sabía que la anestesia se acabaría, él no era tonto. Esta vez vagaba por las sombras despacio, ya no desesperado buscándola, porque ahora sabía que despertaría, que estaba durmiendo. Sin embargo ahora estaba incompleto; sin brazo, sin su bebé... sin ella.


Querido hurón desteñidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora