Capítulo 1

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                                                                                              1

Uno...

Dos...

Tres...

Cuatro...

Cinco...

Las gotas caían por la ventana en una carrera interminable por ver quien llegaba primero al suelo. Los minutos pasaban mientras yo estaba parada, en medio de la lujosa recepción, limpiando la mancha de ponche. Las personas me miraban incómodas, como si con sus miradas pudieran hacer que desaparesca. No tienen tanta suertepensé mientras me dirigía a la cocina.

-¿Qué pasó esta vez?- preguntó Brenda, la cocinera en jefe.

-Un chico derramó un poco de ponche, ya lo limpié.- dije inexpresiva.

-Bien...- decía al tiempo que lanzaba una mirada fugaz por la ventanilla de la cocina.- Ya terminamos aquí, puedes ir a casa. Arturo te entregará tu paga.

Giré sobre mis talones al tiempo que recogía mi mochila, al costado del enorme frije, y emprendí el camino hacia los baños de servicio para cambiarme el uniforme.

-Espera, están haciendo mantenimiento a esos baños... ve a el de invitados, pero se discreta.

Asentí mientras redireccionaba mi rumbo. Algún día dejaré esta trabajo... 

Comencé a avanzar entre la multitud de personas charlando con champán y trajes de seda. No exajero. Ellos me miraban todo lo mal que se puede ver a alguien, como si no supiera, ya, que desencajo aquí.

Cerré la puerta y puse el seguro. Me enfundé unos vaqueros , mis cómodas converse negras y un jersey marrón con capucha. Guardé mi uniforme y me puse los adífonos. La canción <Monster> comenzó a sonar ahogando el ruido del exterior. Mounstro... así me siento. Solté mi cabello y salí. Más gente mirándome con asco.

Caminé a paso normal entre la multitud, no me gusta mostrar debilidad, después de todo, no es la primera vez que paso por esto. Choqué con alguien.

-Discupe...- dije escuetamente y seguí mi camino. Antes de doblar la ezquina me topé con unos ojos verdes. Odio que me miren. Terminé de doblar la ezquina y me perdí por la puerta de servicio.

-Arturo.- saludé. Un hombre vestido de mayordamo y con una pronunciada calva me analizó como si tratasé de indentificar quien era.  Cuando hubo acabado con su pequeño análisis dijo con desinterés:

-Tu dinero.- al tiempo que me alcanzaba un sobre amarillo y se iba. Revisé que todo estuviera en orden y salí por la puerta trasera del exclusivo club "Riviera".

Un callejón gris y oscuro, siempre un callejón gris y oscuro, y para colmo: lluvioso. Suspiré, esta es mi vida. Sentí que alguien me llamaba a lo lejos, me quité un audífono y pude distinguir la voz de Brenda.

-¿Pasó algo?- dije acercándome.

-No. Toma.- me entregó una bolsa de papel, dentro había comida envuelta en aluminio.- Es para Brain.

-Gracias.- dije con un intento de sonrisa surcando mis labios.

-Cuídalo.- fue lo último que escuche antes de que la puerta se volviera a cerrar.

"Welcome to the land of fame XX... Am I gonna fit in?" tarareé mientras me acarcaba a la parada de autobuses. Me encanta la letra de esta canción, después de todo así me sentía todos los días... "Everybodys lookin at me now... Like "whos that chick, thats rockin' kicks, she gotta be from out of town"

Pasó media hora y el maldito bus no llegaba, yo estaba calada hasta los huesos y tiritando de frío gracias a la torrencial lluvia. Comencé a observar mi alrededor con más detenimiento. Al frente el super exclusivo club en donde había estado, calentita e incómoda, hace unos minutos. Una gota de lluvia resbaló por mi nariz provocándome cosquillas.

"So wake me up when it's all over... When i'm wiser and i'm older..."  volví a tararear para distraerme del frío, y de mis ganas locas de asesinar al conductor del maldito autobus.

Una pareja de personas saliendo del club llamó mi atención. La chica era rubia, con un mini vestido de diseñador ajustado al cuerpo, practicamente se le tiraba encima a un chico, rubio también. Él la miraba luciendo incómodo, la ayudó a subir a su Lamboryini, y volteó para subir él.

Esos ojos... por segunda vez en el día mi mirada chocó con esos ojos verdes. El bus llegó en ese momento y yo subí a prisa. Me senté al frente, y cuando posé mi vista en la ventana, vi a un  Lamboryini perdiéndose por la autopista.

Me permití dejarme llevar por la música y por la hipnótica luna llena, que reluciente y hermosa salía esa noche. Casi me paso pero gracias a que una señora con un marcado hacento me preguntó cómo se llamaba la calle por la que pasábamos, eso no sucedió.

Llegué al edificio deñ siglo XX con múltiples depertamentos que era, desde hace dos años, mi hogar. Subí las escaleras desganada, y al abrir la puerta la imagen que vi me partió el alma:

Mi niñito estaba sentado junto a la puerta, hecho un ovillo y tiritando del frío. Me ha estado esperando, pensé mientras dejaba las cosas en el piso y cerraba la puerta.

Acaricié su cabello castaño. A sus cinco años era un niño muy terco, ya le había dicho que llegaría tarde y que era en vano esperarme, pero él había hecho oídos sordos y ahora estaba dormido en el frío piso.

Lo cargué y él se remobió un poco. Lo observé mientras lo depositaba en su camita. Había adelgazado un poco y tenía la piel ligeramente pálida. ¿Cómo había pasado esto? No habíamos tenido mucho dinero ultimamente, pero yo me aseguraba de que, almenos él, comiera bien. Lo arropé y lo dejé dormidito.

Me dirigí al baño y tomé una relajante ducha, mis músculos se relajaron apenas hicieron contacto con el agua. Cuando hube acabado, me envolví con una toalla y miré mi reflejo. Una chica de cabello castaño, labios rosados, ojos marrones, enmarcados por unas oscuras ojeras me de devolvió la mirada. Me cambié y fui a guardar la camida que me dio Brenda al frije.

Escuché a Brain toser. Busqué el sobre amarillo y vertí su contenido en la encimera de la cocina, tenía pensado comprar un abrigo con ese dinero, pero tenía que llevar a Brain al doctor.

-Lizzie...- me llamó su bocesita adormilada.

Metí el dinero en el sobre y lo dejé sobre el frije. Me dirigí a su cuarto y lo encontré sentado y sobándose la carita, cuando me vió esbozó una sonrisa alegre y un hoyuelo se enmarcó en sus cachetitos. Me acurruqué junto a él.

-Ya llegaste.- dijo feliz.

-Sí, ya llegué.- dije yo cerrando mis ojos.

Wake me up! (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora