Picnicking

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Los pájaros cantaban, el sol brillaba en todo su esplendor, los niños jugaban y los perros perseguían bicicletas.

¡Oh, si!

Era un día perfecto.

Al menos para cualquier persona que no fuesen Golden Fredward ni Frederick Fazbear, quienes iban con el ceño fruncido y viéndose directamente a los ojos el uno al otro.

-¡Ya, perdóname la vida!-Exclamó el rubio, rodando los ojos.

-¿Perdón?.- Chilló el castaño con indignación.- No me gusta la forma en que me estás hablando, te recuerdo que el único culpable eres tú.

-¡¿Cómo puedo yo ser el culpable?!

-¡Dejas que Jeffrey manipule en todo momento tu vida!

-Deja de ser una Reina del Drama.

-Uh~.- Escuchó a Fred mofarse, aunque el hecho de que viviese en su cabeza tenía como ventaja conocerlo de pies a cabeza y sabía que el pelinegro también estaba molesto.- ¿Dejarás que te siga hablando así? No, no, no. Préstame tu cuerpo.

-¿Qué harás?

-Le hablaré de la misma forma en que el nos está hablando.- Freddy sonrió de lado, ciertamente la relación con Fred había mejorado demasiado en los últimos tres años.- Qué no crea que por ser rico, guapo, famoso y porqué vivimos con él puede tratarnos como quiera. Le haré entender que siempre podemos regresar a vivir con mamá.

Freddy negó con la cabeza mientras sonreía levemente, otorgándole el permiso al otro de tomar su cuerpo mientras él se refugiaba un poco dentro de su mente.

-Si serás, cabronazo.- Dijo Fred mirando despectivamente a Golden y luego viendo alrededor, dándose cuenta de que estaba apunto de llegar a la casa del rubio.- ¿Cómo te atreves a llamarnos así? Siempre es lo mismo desde hace tres años, ¿Recuerdas esa cita en la tienda de helados que terminó siendo una cita en el Set de grabación? Dime una sola vez en que nuestra cita no se haya visto interrumpida por tu estúpido trabajo.  Llevamos tres años saliendo y dos viviendo juntos.

Golden no dijo nada, solo les miro esperando a que dijeran algo más.

-Como suponía.- Dijo Fred rodando los ojos y bufando.- Nos vemos, iré a empacar y regresaré donde mi madre.

El carro empezó a detenerse frente a la casa de Golden y Fred fue el primero en salir, sin esperar a que el chófer le abriera o el carro se estuviese por completo.

-¿Qué acaba de pasar?

-Yo diría que le acaban de dejar plantado en su propio auto, señorito.-Le respondió únicamente su asistente a quien vio fijamente.- ¿Qué?

-Jeffrey.- Comenzó tirándose de rodillas frente a él.- Necesito que canceles todos los compromisos de hoy a partir de ahora, los demás días déjalos como están si quieres.

Su asistente el miró con mala cara pero terminó asintiendo.- Eso significa que tiene toda la tarde libre.

Golden sonrió y asintió con frenesí, bajando del auto en cuanto el chófer le abrió la puerta, y tal como había hecho el castaño se metió a la casa corriendo a todo lo que sus piernas daban.

La puerta de su habitación estaba cerrada y seguramente tenía el seguro puesto, así que decidió tocar y esperar a que le abrieran.

-¿Qué es lo que quieres?

Bueno... La puerta seguía cerrada y esa voz sonaba más parecida a la de Freddy. Eso era nuevo.

-Lo siento Freddy, todo lo que dije y la forma en que lo hice estuvo mal.- Dijo recargando su cabeza en la puerta.- Déjame reponertelo, no quiero que te vayas.

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