Aislamiento

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La calle estaba solitaria. El viento producía ruidos que estremecerían a cualquiera. Habían pasado dos años desde la primera infección y seis meses desde el último avistamiento de un humano, la socialización era parte de la historia.

Tyrone llevaba aislado siete meses. No había visto a alguien desde hace mucho tiempo. Observaba desde la ventana del ático el desolado paisaje. Por su mente corrían borrosas imágenes de cuando aun vivía, de cuando aun se podía mencionar a sí mismo como humano.

Unos pantalones jean, una camisa a cuadros azul, del tipo carpintero. Su barba tupida escondía mucho de su rostro, sus ojos marrones viajaban entre muchos puntos del paisaje exterior. Su cuerpo estaba delgado, aunque firme, no tanto como su voluntad; apenas podía llenar los harapos que vestía.

La casa en la que moraba no era suya, llegó ahí la noche de la pandemia. De dos pisos y un ático, un sótano que él jamas visitaba (algo, o lo que fue alguien, moraba ahí). Sus paredes estaban forradas de papel tapis que simulaba un bosque. La mueblería minimalista, repleta de polvo, llamaba a la locura y efectos paranormales.

La estadía ahí comenzó hace siete meses, durante alguna especie de cataclismo social provocada por una peste, una que muchos esperábamos pero que jamás fue como pensamos. Eran más personas al inicio, decidieron abandonar el refugio con el tiempo. Los alimentos duraban más, el agua hacia lo propio. Tiempo después, sin darse cuenta, la única compañía que tenía era la casa vacía, la basura, y su imaginación.

A pesar de tener solo veinticinco años, aparentaba tener mas de treinta. La barba que se comía su rostro estaba sucia, sus prendas eran repetidas siempre, todos los días, desde el incidente de la ciudad Thorne. Sus ojos, y la sombra debajo de ellos, crecían y se hundían cada vez más. Su vieja facilidad de expresión se fue desgastando con el tiempo, hasta el punto de no ser usada nunca más.

A través de la ventana del ático, observaba la calle de al frente. Un árbol, que había sido destruido por un rayo días atrás, yacía tendido en la pista. La lluvia humedecía la oscura corteza del árbol seco y lavaba a los autos carcomidos por el paso del tiempo.

Tyrone se incorporó de la posición incomoda que tenía. Se puso de pie de inmediato y bajo al primer piso. Afuera, bajo la lluvia, pudo ver algo, algo que se movía, corría de una calle a otra, saliendo de una oscuridad para esconderse en otra, una oscuridad que estaba justo al lado de la casa en la que él estaba.

Virus Zombie: Crisis y Deshumanización.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora