Tocando Fondo

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Entre aquellas caricias del demonio,
Mi mente encontró el dominio,
Aprendí a amar al odio,
Y conseguí odiar sin delirio.

Mis venas se llenaron de sulfuro,
Mi alma se tiñó de color petroleo,
Mis manos se rompieron al golpear los muros,
Y de mi sangre fue su óleo.

Ningún Dios apareció en mi dolor,
Para sanar o alargar su bendición,
Yo solo comprendí que el amor,
Es la más dulce y divina maldición.

Cuando rimo no tengo escrúpulos,
Cuando escribo el mundo se torna estúpido,
Tan insignificante como ridículo,
Como yo en las tinieblas haciendo ruido.

Ya no hay un demonio al que temer,
Ni a la muerte que me quiere a su merced,
Yo sólo sé que me he ganado lo vivido,
Y he vivido lo que me he merecido.

Así será hasta que vuelva a caer,
Porque el que fondo toca le toca surgir,
Y sin ofender yo no vuelvo a descender,
Porque boté la llave para abrir así que,
Con su permiso, vuelvo a sonreír.















Nos vemos del otro lado.

-Arcaico.

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