Capítulo 6

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Leo sólo atinaba a ver la muerte de su amiga, casi hermana, ante sus ojos. Observaba como el rojizo liquido se extendía de la herida hasta manchar todo el tronco del uniforme que ella utilizaba. Quería gritar, pero cualquier intento de emitir sonido alguno moría en su garganta, la cual se negaba inconscientemente a liberar sus gritos. Se sentía inútil, impotente, confundido, triste, arrepentido: lleno de miles de sentimientos negativos que no podía sacar de su ser. Cuando la rubia comenzó a cerrar sus ojos, él simplemente quería gritar con todas sus fuerzas que no lo haga, que los mantenga abiertos... pero no pudo... y todo fue solamente de mal en peor.

Una precipitada y repentina tos lo sacó del trance en el que aquella escena lo había puesto para mirar a uno de los lados.

—No...

Tsukki estaba de rodillas frente al hoyo, tosiendo como si tuviera una grave enfermedad. Trataba de detenerla tapando su boca con una de sus manos, pero todos sus esfuerzos eran en vano, y se notaba por la gran cantidad de sangre en el suelo y en esta. Le habían aparecido ojeras bajo sus ojos si se veía muy pálida de repente.

—¡¡¡¡TSUKKI!!!! —Por fin, su garganta reaccionó y dejó de retener tan desgarradores gritos. Sin esperar respuesta alguna, se precipitó torpemente hacía ella para tratar de ayudarla. Logró escuchar la voz de la azabache mayor, pero no le importó en absoluto, sólo se concentró en parar lo que sea que le estuviera pasando a su amiga—. ¡¡Deja de t-toser, coño!!

—¿C-Chicos...? —Ella levantó la mirada, su violeta y ahora plana mirada se posó en quienes trataban de llamar su atención—. Leo... Ka-San... e-ella es-está...

—¡Pequeña, mírame! —Grecia tomó con desesperación su rostro posando ambas manos en sus pálidas mejillas, obligandole a que la mirase. Los ojos de la azabache estaban abundando de lágrimas, las cuales escapaban sin compasión por sus mejillas—. ¡¿Q-Qué te está sucediendo?!

La única respuesta que obtuvo fue solamente tos, lo cual causó que, dada la cercanía de sus rostros, Tsukki le tosiera en la cara aquel liquido tan odiado en aquel momento.

—T-Tsukki-Chan...

De la nada, una idea se le vino a la cabeza, una razón por la cual todo eso sucedía.

—Es por C-Chiara... ¿verdad? —Ambas muchachas se paralizaron ante eso—. Es porque está muer-

—¡¡¡¡NO!!!! —Todos voltearon a ver a la oji-rubí, quien permanecía de rodillas frente al hoyo sin desviar la mirada del cuerpo sin alma de su antes amiga— ¡¡¡NO PUEDE SER!!!¡¡¡CHI-CHIARA-SAN SOLAMENTE...!!! —Volteó a verlos, mostrando una mirada llena de desesperación y ojos lagrimosos y húmedos— E-Ella... s-solamente está i-inconsciente... ¡¡¡DEBEMOS APURARNOS Y-!!!

—Y-Yuki-kiko... —Tsukki no pudo aguantar más las lágrimas— C-Chiara... mu-murió... p-por es-eso estoy así... u-un cuerpo s-sin vida...

Fue cortada por un fuerte ataque de tos, pero el castaño completo su frase casi al instante:

—...No necesita de una conciencia.

Yukiko estalló rápidamente en llanto por lo dicho: todos lo sabían; sabían que la razón por la que siempre la sobre-protegía era por eso y su gran cariño hacía ella. Chiara era la vida de Tsukki... literalmente.

—¡¡Es mi culpa!! —la pelinegra comenzó a golpear el piso bajo sus rodillas mientras las lágrimas inundaban sus mejillas— ¡¡Si mis estúpidas piernas se hubieran movido, Chiara-San no hubiera tenido porque salvarme!!¡¡Ella n-!!

Leo no pudo aguantar aquellos desesperados gritos y corrió a abrazar a Yukiko. Pronto, sintió como era correspondido y su hombro se humedecía, pero no le importó en lo absoluto.

La venganza no siempre sale como esperasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora