Estaba en la cocina terminando de hacer la cena pensando en cuanto tiempo había pasado desde que Patrick y yo estamos juntos, cuando escucho que la puerta de la casa se abre. Siento unos pasos que vienen así esta dirección y saco rápido la lasaña que está en el horno. Me doy vuelta y veo a Patrick entrando a la cocina
- Hola cariño – Le digo en cuanto lo tengo cerca y le doy un suave beso en los labios
- Hola – me dice seco – lo siento, estoy cansado... y Riley?- me pregunta dándose la vuelta y yendo en dirección a nuestro dormitorio
- Está en casa de mis padres, hice una cena especial para nosotros dos – le digo tratando de sonar romántica
- Lo siento, no podré quedarme... tengo que ir a una cena para atraer clientes – lo miro un poco sorprendida, ya que mi hermana no me comentó nada de una cena esta tarde cuando la vi
- Oh... Alice no me comentó nada
- Es que fue de último momento, tu sabes que cuando sale una oportunidad hay que tomarla rápido y no tuve tiempo de decirle
- Quieres que te acompañe? Puedo estar lista pronto
- No, no hace falta quédate a descansar... seguro que tuviste mucho con el niño
Mi niño, mi Riley, tiene apenas 5 años y es todo un diablillo y a la vez una dulzura, es mi príncipe adorado. Con Patrick me case seis meses después de nuestra primera cita y cuando mi padre decidió que era momento de recorrer el mundo junto con mi madre le dio la presidencia de la empresa, yo no me quejé puesto que al pasar toda mi vida entre telas y pasarelas por las veces que iba a visitar a mi padre quise tomar distancia, además de que nunca quise vestirme elegante y sofisticada, por eso es que una vez que me recibí en administración de empresas nunca ejercí, luego quedé embarazada y decidí dedicarme a mi pequeño. Patrick lo entendió y agradezco que nunca me haya hecho un drama por mi manera de vestir.
- De acuerdo – dije con un deje de desilusión. Hace mucho tiempo que no lo pasábamos a solas, él siempre estaba en la oficina o en viajes o en cenas buscando clientes. Lo entiendo, es trabajo, pero me hace sentir sola, aunque no lo esté.
De eso paso una semana, y él seguía casi igual, aunque no salía todo los días si llegaba a altas horas de la noche, yo sólo le decía que tenga cuidado que tanto trabajo hace mal. Patrick siempre me respondía con una sonrisa y un "gracias por preocuparte" y me daba un beso en la sien.
Las semanas pasaron y con ellas llegó mi cumpleaños número 27, estaba contenta porque daríamos una fiesta en casa de mis padres.
Se hizo de noche y ya estaba terminando de arreglarme, tenía un vestido largo de color negro con mangas largas de encaje (para el tipo de eventos que lo requieren, me visto elegante) con unos tacones también negros, unos aros y un collar de perlas a juego, de repente escucho unos gritos y cosas caerse en la sala, voy hacia allí y a medida que avanzo oigo como Patrick le está gritando a Riley
- Ven aquí Riley no te lo vuelvo a repetir – se notaba que estaba perdiendo la paciencia, aunque nunca la tuvo, claro, el niño se pasaba haciéndole travesuras cuando estaba en casa, y cuando salíamos le hacía pasar vergüenza
- Noo! Tu quieres que me ponga esa cosa fea que no me gusta
- Tienes que comportarte y obedecer!
- No!
Cuando los alcanzo a ver cada uno está de un lado contrario del sofá, Patrick lo mira con enojo ya que no está haciendo lo que él quiere
- Que sucede aquí?
- Mamiiiii! – viene llorando mi pequeño y yo me agacho para recibirlo
- Qué sucede mi cielo? – le pregunto limpiando sus lágrimas mientras que escucho un bufido de parte de su padre
- Papá quiere que me ponga esa cosa fea en el cuello y yo no quiero porque me molesta!! – dice intentando no llorar de nuevo.
Patrick se acerca hasta nosotros y me da el moño de mala gana y luego se va a nuestra habitación
- Cariño, debes ponerte el moño
- Pero no me gustaa, me molestaa! – dice mirándome con esos ojitos aguados por las lágrimas
- Quieres darme un regalo de cumpleaños? – le pregunto separándolo un poco de mí
- Ya te di uno mami, esta mañana cuando te levantaste... ya te olvidaste? – niego con la cabeza mientras que me rio pensando en todos los dibujos que me trajo a la cama con el desayuno que Rosa (la empleada) lo ayudó a hacer. – Claro que no cielo, pero me haría muy feliz si me dieras otro.
- Y que quieres mami?
- Yo necesito un príncipe para que me lleve a mi fiesta de cumpleaños, pero para eso el traje tiene que estar completo – le digo sosteniendo el moño
- Bueno, lo haré porque sino otro va a decir que es tu príncipe y yo solo lo soy-
Se da vuelta para que le coloco el moño yenseguida me da un beso y un abrazo. Yo no puedo más de la emoción, como amo aeste pequeño ser.
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Curando Heridas
RomanceClaire es una chica sencilla, a pesar de venir de una familia poderosa y adinerada. Claire no entiende porque no puede tener su final feliz, y que siempre la terminen lastimando. Por eso decide que a partir de ese momento nada ni nadie la iba hacer...