Sempre Insieme ×Solangelo One-Shot×

"I want you to hold me like I'm the only one".

Habían pasado unas semanas desde la guerra contra Gea y las cosas habían vuelto a la normalidad. Los romanos y griegos ahora eran amigos y prometieron ir a visitarse mutuamente de vez en cuando, ya no había enemistades y muchos se hicieron amigos nuevos. Una de esas personas era Nico Di Angelo, quien tuvo que pasar tres días obligatorios en la enfermería por orden de Will Solace. Durante esos días el hijo de Hades pudo descubrir lo agradable que podían ser los hijos de Apolo, claro que con quien más le gustaba estar era con Will, pero eso jamás lo admitiría en voz alta. También se había hecho amigo de los mejores amigos del rubio; Cecil, hijo de Hermes y Lou Ellen, hija de Hécate, aunque se llevaba mejor con esta última.

El último día de Nico en la enfermería, se había despertado temprano y estaba tan metido en sus pensamientos que no se había dado cuenta de que Kayla, una de las hermanas de Will, había llegado. Hablaron un buen rato sobre trivialidades hasta que al pelinegro se le dio por preguntar por Will.

- Oh. Dijo que tenía algo que hacer con Cecil. Pero si quieres puedo llamarlo.

- Emm... no, no solo tenía curiosidad –contesto Nico algo distraído.

Se llevaba bastante bien con el hijo de Hermes, pero no le gustaba cuando estaba demasiado cerca de Will, y luego se enojaba consigo mismo por sentirse de esa forma. Will y él eran solo amigos, no tenía por qué actuar así. Pero desgraciadamente, en ese momento su curiosidad fue más grande que su orgullo.

- Ah... huh... ¿Kayla?

- ¿Mmm? –le pregunto la chica a su lado mientras acomodaba unos papeles.

- ¿Puedo preguntarte algo?

- Claro.

- Pero nadie debe saber que te pregunté esto.

- Claro. Espera ¿qué? –ella volteó a verlo -. Está bien, te prometo no decir lo que sea que vayas a decir de ahora en adelante. A nadie.

- Bien. Emm... yo bueno... huuh...

- ¿Vos...? –Nico suspiró, y antes de que perdiera todo su valor solo lo preguntó.

- ¿Sucede algo entre Cecil y Will? –Kayla no ocultó su sorpresa.

- ¿Ah qué...? ¿Cómo a...?

- ¿Se gustan? –Nico estaba nervioso, demasiado nervioso y eso lo hacía enojarse.

- Bueno... -la hija de Apolo volvió a dudar y eso lo hacía ponerse más nervioso –No se gustan. Pero... -la chica se detuvo en el último momento.

- Pero... -le insistió Nico. Tenía una idea de lo que podría llegar a decir y eso le gustaba menos que imaginarse a Will con Cecil.

- A Will le gusta alguien.

Y antes de que Nico pudiera reaccionar, sintió sus ojos llenarse de lágrimas y se sintió un completo idiota. En las últimas horas había aceptado que tenía ciertos sentimientos hacía el hijo de Apolo y se volvió a sentir como un idiota luego de pensar en eso. Era obvio que Will jamás se fijaría en él, ¿quién se fijaría en alguien como él? Nico sabía que si seguía haciendo preguntas lo único que lograría sería hacerse más daño, así que simplemente dejo que Kayla siguiera haciendo sus cosas mientras él pensaba. Se dio cuenta de las miradas de la chica, pero no dijo nada y lo agradecía.

Luego de ese día, las cosas siguieron normalmente. Ni él ni Kayla habían mencionado la conversación que tuvieron ese día en la enfermería y sabía que ella no diría nada. Lamentablemente, sus intentos por hacer que sus sentimientos por el rubio pararan, solo hacía que crecieran más y más hasta el punto de no querer ni ver al hijo de Hermes solo porque le entraba una rabia impropia del momento. Él y Will se habían vuelto muy cercanos; el pelinegro siempre iba a la enfermería para ayudar en lo que necesitaran, caminaban por la playa cuando estaban desocupados, incluso Nico había empezado a darle clases con la espada –aunque siendo sinceros, Will era bastante bueno con esta, no entendía porque decía lo contrario-, y Will le había dado clases con el arco –arma con el que también era muy bueno y tampoco entendía porque se menospreciaba-, cosa que dejaron luego de que una flecha terminara rozando la cabeza de Clarisse, y Nico había convencido al mayor para que de vez en cuando cenaran en la cabaña de Hades bajo la excusa de que a él no le gustaba estar siempre rodeado de gente y quería un poco de paz a la hora de comer.