Capítulo 3. La bruja

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James

Ellos caminaban en silencio, y yo comenzaba a ponerme nervioso. Creí que al enterarse de todo Clarke no pararía de hacerme preguntas respecto a los demonios y la historia que me rodea, y en lugar de eso solo se digno a escuchar y callar.

Mantenía la identidad de Dulce en secreto, la última vez que le pedí su ayuda termino siendo controlada. Tendría suerte si aceptaba decirme que significaba el medallón.

- ¿Exactamente a dónde nos estas llevando? - me preguntó Nicole.

- A un lugar donde pueden ayudarnos. - la nueva casa de Dulce estaba frente a una iglesia, a lo que yo sabía se debía a su plan de escape. Si un demonio entraba a su casa ella correría hasta la iglesia. Me preguntaba porque ella si podía pisar tierra santa, al ser bruja tenía prohibido ciertas cosas. - no preguntes más por favor.

- ¿Y eso por qué?, ¿no estas ocultando algo? - ignore la pregunta de Clarke, cuando actuaba de esa forma me resultaba intolerable.

Me plante frente a la puerta conteniendo la respiración, santo cielo estaba muy nervioso, esperaba que ya no estuviera enojada conmigo.
Toque un par de veces, puede ver temblar mi mano.

- No te ves bien James, ¿a caso viste otro demonio? - me encogió de hombros restándole importancia.

- Estar aquí me trae emociones pasadas difíciles de controlar. - respondí.

Escuche pasos dirigirse a la entrada, ella se estaba acercando muy despacio.
Cuadre mis hombros para parecer más seguro y valiente.

Se abrió con un horrible chirrido.

Dulce me vio por un momento con los ojos muy abiertos por la sorpresa, y cuando recupero su compostura cerró la puerta con fuerza, haciendo que las ventanas y objetos cercanos se sacudierán.

- Tú si que no tienes vergüenza, verdad. - me gritó.

- Necesito tú ayuda, es urgente. - le dije esperando que se apiadara de nosotros.

Suspire sabiendo que nos quedaríamos fuera hasta que decidiera cambiar de opinión.

- Demente suicida, que no recuerdas la última vez que viniste porque necesitabas de mi ayuda, dejame decirte que yo si lo recuerdo bien y no volveré a pasar por lo mismo.

Junte las manos haciendo un sonido parecido a un aplauso.

- No seas rencorosa, si tuviera a otra persona tan inteligente y poderosa como tú, ten por seguro que no te vendría a molestar.

No respondió a mi respuesta, me quede intranquilo, normalmente alabar sus cualidades servía para persuadirla, y en esta ocasión no estaba funcionado. Tenía que pensar en otra forma y rápido.

Nicole se acerco, puso una mano sobre la puerta, como si quisiera sentir algo a través de ella.

- No se quien eres, o porque no quieres ayudarnos, pero te diré lo que sé, tú eres la única persona que puede evitar que el mundo donde vivimos caiga en la oscuridad.

Ser honesto podría ser una buena forma, pero también podría hundirnos más. No creó que seda sabiendo que estaría en peligro.

- Eso no es de mi importancia, la mayoría de las personas viven en la oscuridad y ni siquiera se dan cuenta hasta que es muy tarde.

Note como Nicole trataba de guardar la calma, era algo que debía premiarle, no siempre lo lograba.

- Pero existen personas que no lo merecen, gente inocente que sufriría viviendo así, ten un poco de compasión y ayudanos.

El libro negro: Los ritualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora