Capítulo 4

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Al día siguiente salí para comprar algunas cosas en la feria, pasé por un puesto comprando unas cuantas ciruelas, apenas y podía comer algo debido a todo lo que me hicieron en Hydra, ya saben, alimentación por sondas y tubos, mi estómago aún está delicado por eso y solo puedo comer cosas livianas, al principio vomitaba todo lo que comía incluso hasta el agua que tomaba, no lo soportaba, al menos ahora si puedo comer frutas. Cuando recibí la bolsa con las ciruelas pagué por ellas a esa amable señora que siempre me atendía pero, aquel momento se vio interrumpido por un tipo que me apuntaba con el dedo índice entre furioso y aterrado.

 Cuando recibí la bolsa con las ciruelas pagué por ellas a esa amable señora que siempre me atendía pero, aquel momento se vio interrumpido por un tipo que me apuntaba con el dedo índice entre furioso y aterrado

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"¡¡T-TU!! ¡¡A-ASESINO!! ¡¡SE QUE ERES EL SOLDADO DEL INVIERNO!!"

No supe cómo reaccionar ante sus palabras, abriendo mis ojos al quedar de piedra, sentí como mi respiración se comenzó a acelerar mirando a todos lados, la gente me miraba aterrada, incluso esa amable señora del puesto de frutas, aquel hombre me seguía apuntando acusadoramente mientras decía "asesino" repetidas veces en gritos, un terror horrible me invadió en ese momento, estaba más agitado, desesperado por las miradas de miedo y de furia clavadas en mi persona, ¿por qué ahora que había conseguido vivir un poco más tranquilo? ¿Por qué justo ahora que había logrado recuperar parte de mis recuerdos? ¿Que acaso nunca podré vivir en paz como antes? Pues quizás este es mi pago por todos los pecados que cometí estando en los zapatos del Soldado del Invierno. Mis pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la sirena de la policía los cuales se acercaban a mí con armas de fuego en mano apuntándome, nuevamente ese terror recorriendo mi cuerpo, sabía que en ese instante me atraparían y quizás me matarían por todo lo que hice antes pero saqué valor entre todo el miedo que me invadía y corrí por mi vida, corrí a todo lo que daban mis piernas escapando de las autoridades, sabía que todo lo que hice estaba mal, que tengo mis manos manchadas, que no merezco vivir por todo lo que me fue obligado hacer pero por favor...por favor, entiendan que lo hice contra mi voluntad, que yo no elegí ser un asesino, que yo no quería hacerlo, que yo no elegí la vida que tengo ahora. Pensaba mientras seguía corriendo, la policía me perseguía sin descanso y tampoco pensaba detenerme, necesitaba paz, necesita poder enmendar mis errores, necesita poder al menos volver a nacer de nuevo, empezar desde cero, sin embargo algo me sacó de mis pensamientos nuevamente, el impacto de una bala en mi ser en el costado izquierdo de mi torso. Dolía como los mil demonios, dolía sin poder describirlo en palabras, con mi mano de carne y hueso me tomé el costado de mi cuerpo y seguí corriendo, no iba a dejar que me llevasen, no dejaré que me maten no sin antes poder ver por última vez a él, si, a mi amado Steve.

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Por siempre juntos hasta el final de la línea.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora