One Shot's 【Yaoi】

One Shot #4: Kageyama x Hinata [Haikyuu!] {Lemmon}

—Kagehina—

Observo nuevamente mi reloj, sin dejar de correr hacia el instituto. Quince minutos tarde, ¡maldición! Al llegar entro rápidamente, corriendo por los pasillos. Abro la puerta de un portazo, haciendo que todos los que estaban adentro voltearan a verme un poco extrañados, incluyendo a la maestra. Por instinto voltee hacia Kageyama, quien me observaba con una ceja alzada, junto con su sonrisa burlona. Sentí mis mejillas calentarse levemente y me gire hacia la maestra.

-¿Pu-puedo pasar?- pregunto en un apenas audible murmuro.

Al observar que la maestra asiente, entro velozmente al aula y me dirigí a mi lugar para tomar asiento. La clase transcurrió como siempre, a excepción de la intensa mirada de Kageyama en mi. Las siguientes horas comencé a quedarme dormido, hasta escuchar el timbre del recreo. Me levanto con los ojos medio cerrados, tomando mi almuerzo. Me acerque a Kageyama, observando que seguía dormido. Sonreí maliciosamente mientras le quitaba los libros en los que estaba dormido, haciendo que se de un fuerte golpe en la mesa. Comencé a carcajearme, viendo de reojo su mirada asesina hacia a mi. Salí de ahí como si nada, seguido de un molesto Kageyama.

-¡Hinata!- gritó el otro evitando chocar con los estudiantes y sin quitar la mirada asesina del otro.- ¡Te voy a matar maldito enano!

Desvíe mi camino subiendo las escaleras de dos en dos, mirando rápidamente a Kageyama y seguí subiendo, no iba a dejar que me atrapara tan fácil.

-Pffff, ¡Kageyama lento!- grité para provocarle y solté una carcajada, me encantaba molestarlo, parecía que salía fuego de su cabeza. Al llegar hasta la puerta de la azotea intenté abrirla pero antes de hacerlo sentí como Kageyama tomaba mi muñeca, colocándola arriba de mi cabeza.

-¿Qué crees que haces?- pregunté tragando saliva sonoramente. Levanté mi mano para apartarlo pero él atrapó mi otra muñeca con su mano libre, colocándola donde mi otra mano, para después sujetar ambas manos con una sola.

-¿Tú que crees?- me contestó en casi un susurro y con su mano libre abrió la puerta de la azotea, saliendo rápidamente, de repente, me estampó en una pared y cerró la puerta con su pie.

-¿Ka-Kageyama? Si vas a asesinarme, ¡deberías escoger un lugar más bonito!.- bufé y desvíe mi mirada a otro lado, de alguna forma logró ponerme incómodo, y más con su mirada que no me quitaba de encima.- ¡Al menos di algo! ¡O haz algo!

Acercó su rostro lo suficientemente para sentir su respiración, haciendo que mi respiración se acelerara más de lo que ya estaba. Relamí mis labios inconscientemente, sintiendo su mirada sobre ellos. Desvié la mirada, totalmente rojo. Siento su mano en mi barbilla, moviendo mi rostro para que lo mirara con su sonrisa traviesa. Se acercó lo suficiente para juntar nuestros labios, destruyendo la poca distancia que había entre nosotros. Intenté apartarlo, sin corresponder al beso pero poco a poco fui cediendo, dejándome llevar por el momento.

Bajo su mano hasta mi cintura y me pegó más a él, ¿qué demonios planeaba? Estábamos a mitad de receso, maldita sea.

-Ka-Kageyama...- susurre como pude. En un instante se separa de mí y sin espera retoma el aire, volviendo a besarme, pero de una forma aún más salvaje que la anterior. Su mano que estaba situada en mi cintura pasó lentamente por debajo de mi camiseta, acariciando un poco mi espalda, haciendo que me estremeciera un poco -¡Mmh! ¡Kageyama!- exclamé intentando separarme de él en un intento fallido. Sentía sus manos recorrer toda mi espalda, para luego pasarlas hacia mis pezones, pellizcándolos, haciendo que soltara un gemido involuntario contra sus labios. Una de sus manos comenzó a descender hacia mi entrepierna, apretando un poco mi notable erección. Otro gemido escapó de mis labios, volteando bruscamente hacia otro lado, sintiendo el calor en todo mi rostro. Observándolo de reojo, noté como se formaba una sonrisa traviesa en su rostro. Volvió a apretar mi erección, a la vez que pellizcaba uno de mis pezones, provocando que un gemido más sonoro y largo saliera de mi garganta.