LUNES 4!

183 6 0
                                    

Se levanta de la cama con dolor de cabeza, tiene un vago recuerdo de la noche anterior,

Dirección al baño pisa a su perra trufa, esta suelta un gruñido en señal de queja, pero no se mueve, Alejandro se agacha para darle un par de caricias en señal de disculpa y esta mueve la cola en respuesta.

Enciende la luz del baño y le ciega la intensidad de la bombilla, seguido abre el armario de las medicinas e intenta buscar en vano una pastilla para el dolor de cabeza a ciegas.

Segundos después sus ojos se acostumbran a la luz y consigue encontrar las pastillas, coge un vaso y se lo llena de agua, acto seguido se toma la pastilla. Al cerrar el armario se ve reflejado y el reflejo le devuelve a Alejo la imagen de un chico cansado, anoche salió de fiesta, una fiesta post – concierto (Alejandro es batería de un grupo).

Se desnuda para entrar en la ducha, va a llegar tarde a la universidad, pero se toma su tiempo para despejarse con el agua fría. cuando se está enjabonando se da cuenta que tiene en su brazo un número de teléfono y unas iniciales "T.J" con tinta permanente, no recuerda muy bien de quién es ese número, y menos que es lo que hace escrito en su brazo, intenta quitárselo con tanta insistencia que se deja la piel del brazo bastante roja. Alejandro desiste y termina de ducharse, vuelve a la habitación y coge las primeras prendas de ropa que ve en el armario. Tiene prisa, así que coge sus cosas, se despide de Trufa y se va.

Alejandro se da prisa, busca en su bolsillo las llaves del coche y no las encuentra, se desespera y acto seguido abre su mochila para buscar allí.

Una mujer anciana se le acerca, tiene pinta de vivir en la calle, y se para en frente de Alejandro, pero este está demasiado atareado buscando las llaves. La anciana le coge la mano y lo mira a los ojos.

- Ten mucho cuidado, la mala suerte asoma por tus ojos – dice la anciana en un suspiro y acto seguido se marcha.

Alejandro, atónito, ve como la anciana se marcha caminando con dificultad. Al minuto despierta del trance en el que había entrado y hundiendo la mano en el bolsillo pequeño de su mochila consigue encontrar las llaves.

Alejo enciende la radio y suena "Cuanto me duele" sonríe, le agrada ver que su grupo de música está llegando lejos. Hace un año ni se imaginaba que su banda conquistaría a tantas personas.

Sus ánimos suben y empieza a cantar la canción a grito herido, cuando ve que un gato, negro como el carbón, se cruza en medio de la carretera. Alejo frena en seco y el ruido de los frenos desgastados le ensordecen por un segundo. Al volver a mirar la carretera ve que el gato huye, y una parte de él se pone contento. Intenta arrancar el coche, pero este no se pone en marcha, baja del coche y abre el capó, y este deja salir una cantidad de humo tan grande que Alejo tiene que apartarse medio metro para poder respirar. -perfecto- piensa. Le da una patada al coche y se sienta en el arcén. Hace un par de llamadas y le dicen que la grúa llegara en una hora.

Le queda muy poca batería y decide que llamara a Sofía, su novia, cuando ve por la pantalla que ella ya le está llamando. Va a contestar cuando el móvil se le apaga. Suelta un suspiro.

La hora pasa muy lentamente, pero al final la grúa aparece. Alejo decide que es mejor volver a casa y relajarse, definitivamente ese no estaba siendo su día.

La grúa deja el coche de Alejandro en un taller y este vuelve a casa en taxi. Llega a casa y se quita los zapatos, Trufa sale corriendo a recibirlo y empieza a dar unas vueltas muy contenta alrededor de su dueño, esto le levanta el ánimo. Pone a cargar el móvil y lo enciende, tiene unos 20 WhatsApp y 4 llamadas perdidas de Sofía, -pobre, la he preocupado- piensa Alejo.

Mil tormentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora