MIÉRCOLES 6

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Deja el libro encima del escritorio y baja la pantalla del portátil, ya son las tres y media de la mañana, el trabajo de la universidad le ha llevado más tiempo del que él esperaba.

Se levanta, y por fin hace lo que lleva esperando toda la tarde, ponerse el pijama. Abre su armario para cogerlo y ve que uno de sus gatos esta encima de su pijama durmiendo, lo coge y lo pone encima de su cama. El pijama esta calentito y agradece este calor.

Se tumba en su cama y se quita las gafas, quiere dormir ya que se siente muy cansado, pero no lo consigue. Empieza a pensar en la vida, en lo mucho que había cambiado en tan solo un año. Le gusta que por fin una de sus pasiones se convierta en un trabajo más o menos estable ya que como decía Confucio "elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida" pero por otra parte le daba miedo. Ahora les iba bien, pero nadie les asegura que el día de mañana las cosas no vayan a ir como la seda.

Sacude la cabeza, no quiere ni pensarlo, de momento las cosas iban bien y en eso se quiere concentrar.

Se pasa lo que parece una eternidad mirando al techo pensando en nada y mira el reloj, ya son las cuatro y media de la mañana y el sueño no viene, así que coge el libro que tiene en la mesita de noche, se pone las gafas y empieza a leer "El coronel no tiene quien le escriba" de Gabriel García Márquez.

Suena el despertador, ya son las siete de la mañana. Simón está desorientado, se quedó dormido mientras leía y tiene el libro por el suelo.

Le entran muchas ganas de ir al baño, así que se levanta y va lo más rápido posible, entra y se baja los pantalones. Se siente aliviado, ya que está en el baño aprovecha y se ducha, el agua fría hace que su cerebro de acabe de despertar del todo, se seca y a continuación se viste con la ropa que había preparado previamente el día anterior.

Se sienta a desayunar un cuenco de cereales que su madre le ha dejado en la mesa y un zumo de naranja recién exprimido mientras mira y revisa sus mensajes. Se come sus cereales y deja el bol en el fregadero, se despide de su madre y de su padrastro y camina hacia la calle para coger el coche.

Una vez en la calle el frio viento le da en la cara y le encanta, después de pasarse toda la tarde y toda la noche del día anterior encerrado el aire le sienta como pura medicina. Inhala todo el aire que puede y lo suelta lentamente, y se siente como nuevo.

Cuando sale del coche ve en el aparcamiento a su compañero de banda y amigo Villamil, le saluda y Villa le indica que se acerque.

- ¡Hey monkey!

- Hola Villamil - dice Simón mientras hacen un choque de manos

- ¿Qué hay

- Pfff estoy súper cansado y ya no se sumar dos más dos sin los dedos- dice y ríen los dos.

- Pues hoy tenemos ensayo así que tienes que estar despierto-

Simón gira los ojos de forma burlona cuando alguien llama por Villa del otro lado del parking, es por lo que parece un compañero de clases. Se despiden chocando las manos y se marcha.

Simón va caminando por el parking de camino a la puerta principal de su facultad cuando aparece de entre la gente una anciana con un ramillete de Rosas y por lo que parece las está vendiendo. El intenta pasar de largo pero la anciana se pone en frente.

- Señora, no quiero nada, pero muchas gracias- dice Simón.

- No tan deprisa joven, cuida tu espalda por que la mala suerte se quiere colgar de ella.

Mil tormentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora