• Te quise como si no me fueras a romper el corazón.
• A veces me acuerdo de la primera vez que te vi. Otras de la primera vez que me besaste. Y de lo que siempre me olvido es de olvidarte.
• Esa manía tuya de salir corriendo. Esa costumbre mía de esperarte. Ese defecto nuestro de dejarnos huella
• Yo era su mundo hasta que conoció otros planetas.
• Olvidé que para quererte bien tenía que enamorarme de mi antes.
• Sabía que si volvía a hablarle caería irremediablemente muerta de amor por él.. y lo hizo, le habló. Murió feliz.
• Me encanta mirarle sin que me vea, observarle mientras está concentrado, serio, ajeno, y cuando está de otro modo me encanta igual.
• Le pedí al tiempo un segundo. Al silencio que me hablase. Le pedí a tus ojos un mundo. Y a tu boca una excusa para besarme.
• Y un día, sin tú esperarlo, me fui. Sin despedida, sin previo aviso, ni reproches. Porque a veces quedarse es ir demasiado lejos.
• Y es sólo eso, que hay amores que es mejor terminarlos antes de que acaben contigo.
• Estarás triste por un tiempo, los días no tendrán sentido, cada cosa parecerá recordarte lo que alguna vez vivieron.
• Como si olvidarnos fuera solo dejar de escribirnos
• Puede que te olvide por algún tiempo, pero de alguna manera siempre vuelves a mi mente
• Porque la pausa no es fin, porque tú y yo siempre seremos eternidad
• Me negaba a pensar que en algún momento de mi vida él no estuviera a mi lado
• Echo de menos aquellos días, en los que tu hacías que todo doliera menos
• Cada mirada, cada caricia, me hace querer darte mi corazón
• Cada uno de mis átomos lo extraña
• Que conozco su voz en formato susurro, en formato gemido, y en formato silencio.
• Trae al infierno consigo, y sin embargo besa como un ángel
• Y tal vez debí abrazarte más fuerte la última vez que te tuve cerca
• Y un día conoces a alguien que te cambia la vida sin avisar. Y se va. No se queda porque no puede, o no debe. Pero permanece en tus recuerdos para siempre.
• No tenían muchas cosas en común, sus edades eran distintas, sus maneras de caminar no coincidían y mucho menos la altura. Nunca pensaban igual, tenían ideas muy diferentes. Él era dueño de si mismo, ella una niña insegura, pero sus manos parecían haber sido hechas como piezas exactas para encajar una con la otra, con los dedos entrelazados y mirando hacia la misma dirección.
• Actúa como si no existiera, y sigue como si nunca hubiese pasado nada
• Cada día te perdía un poquito más, y yo seguía con el intento de llenarte el alma.
• El día que más lo quise, me dejó
• Éramos un par de corazones rotos, queriéndose• Le dije que estaba bien, pero no que todavía me dolía