Las tierras olvidadas

Capítulo 5:Incredulidad

Después de descansar durante la noche se volvieron a poner en camino hacía el noroeste,el enemigo no les llevaba nada más que un día de ventaja cuando cayera el sol los habrían alcanzado y tendrían que poner en plan todas las ideas que trataron ayer. Pasaron varias horas y el camino empezaba a volverse más abierto ya pronto no habría arbustos donde esconderse ni nada, desmontaron y siguieron el camino a pie y alerta por si se trataba de una trampa y en efecto así era cuando no habían andado ni cien metros dos criaturas les salieron al paso ellos portaron sus armas y cargaron contra ellos. Albert se encargó de uno de los Skragrers rápidamente y fue a ayudar a los otros legionarios que estaban retrocediendo ante el imponible ser,se abalanzó sobre él y lo tumbó en el suelo de una patada rápidamente lo ato con una cuerda y empezó a interrogarle.

-¿Dónde tenéis a los prisioneros de la aldea que habéis arrasado? -Contesta, le gritó Albert.

-Si no dice nada,¿que haremos con el señor? -preguntó el legionario mirando a la horrible criaturita a los ojos.

-No hablará. -dijo una voz detrás de ellos.

Rápidamente todos se dieron la vuelta y vieron a un hombre joven de mediana edad con barba recortada,moreno y con los ojos castaños,con la misma capa y capucha verde de Albert. Albert se acercó a la extraña persona y le dio un fuerte abrazo.

-Caballeros os presento a mi viejo amigo y compañeros de armas Hank.-dijo Albert mientras todos se quedan mirándolo de arriba a abajo.

Todos se pusieron al día con lo que Hank les había contado,sobre lo que sabía acerca de esas criaturas y de sus recientes rehenes. Al igual Hank se puso al corriente de todo lo que Albert y los legionarios habían echo contra ellos,y le habían explicado que esos rehenes eran sus seres queridos y como aquellas nuevas criaturas habían salido del caldero.

-Bien ahora que todos estamos informados y sabemos lo que pasa,vayamos a donde estaba acampado tácticamente antes de que el enemigo descubra que estamos aquí.-dijo Hank empezando a caminar en dirección contraria donde segundos antes estaban luchando contra los dos Skragers.

-¿Que hacemos entonces con él?.-pregunto uno de los legionarios señalando al Skragers atado.

Hank se dirigió hacía él sacó una daga que tenía enfundada y le cortó el cuello a la criatura,que se quedó inmóvil dejando de respirar y cayendo de lado. Todos se pusieron a caminar detrás de Hank que iba caminando mientras los demás montaban en sus caballos,bordearon un sendero y siguieron a través de un pequeño camino montañoso hasta que llegaron a una pequeña cueva iluminada por una hoguera. Dentro de la cueva había una persona sentada alrededor del fuego y dos caballos atados a un poste clavado en la entrada.