Es necesario aclarar que no somos nada y nunca lo hemos sido, que aunque yo mucho quisiera nunca pude lograr que me viera de la manera en la que yo lo veo.
Esta historia no va a comenzar con un "Érase una vez...", pues esas historias suelen terminar con un "y fueron felices para siempre..." y resulta que no, que esas cosas no pasan hoy en día, que los finales felices fueron desplazados por perras estúpidas que se niegan desde un principio a vivir al lado de un solo hombre y por perros ignorantes que no saben tratar a su mujer cuando llega la indicada, perdiendo así a "su otra mitad".Pero no me quejo, de verdad que no, sólo que es una lástima que los finales felices se hayan acabado.
No digo que yo hubiese querido uno, pero me hubiese gustado decir que mi final con alguien fue feliz y que aún siendo un final, también fue el comienzo de otra historia.Andrés, no muchos lo conocían (mejor para mi), era un niño grande como de metro ochenta, con cabello corto marrón, de tez oscura y una sonrisa encantadora, sus orejas eran grandes, pero con el tiempo me di cuenta que lo que me gustaba de el era precisamente que no era perfecto.
Sus ojos no tenían nada particularmente especial, a menos que el amor anulara tu vista; que lastimosamente fue mi caso.En fin, muchos hasta feo lo llamaban, pero desde un principio, desde la primera vez que lo vi, supe que el iba a ser el nombre de mis insomnios y la causa de mis peores sueños.
No fue amor a primera vista, eso deben saberlo, para eso hace falta que los dos seamos "flechados por Cupido" y toda esa cantidad de barbaridades no aptas para diabéticos. Para eso hacen falta dos, es un juego en pareja. Y sin embargo, yo supe que mis ojos sólo serían para él y él no me vería a mi.Como toda Millenial, lo más importante para mi son mi familia y mis amigos, a quienes particularmente veo como los mismos.
En mi familia somos cinco, mi hermosa mamá a quien admiro muchísimo y siento una gran afinidad con ella, pues es más que mi mamá, es mi mejor amiga y no sabría que hacer sin ella. Obviamente peleamos a cada cinco minutos, pero siempre terminamos disculpándonos.
Mi papá, el hombre de la casa, lo primero que me viene a la mente cuando me hablan de fuerza, de protección y de carisma.
Y mis hermanas. Las gemelas Cárdenas, Paola y Elena. Es ley y estén claros siempre que peleamos un poco más de lo normal y saludable. Simplemente somos así, nos tratamos mal, la ironía es lo primordial para nosotras. Pero que nadie se atreva a jugar con ellas. Que les toquen un pelo de su cabeza para que vean lo que de verdad significa arrepentimiento.
Me imagino que ya se dieron cuenta, las odio pero las amo. ¡Que les puedo decir!
Es importante que sepan que somos muy unidos los cinco, que nos parecemos mucho y que nos cuidamos como si no hubiese un mañana. Sin esto claro, se le hará muy difícil al lector comprender la mitad de lo que pasa en esta historia.
Sepan que ya todo lo que estoy a punto de contarles pasó, pero por causas de concentración no se los contaré en retrospectiva, sino que guiaré su camino hasta mi punto de vista del día de hoy. A ver si entienden por qué estoy enamorada de un Fella...
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Enamorada de un Fella
Teen FictionNo se si saben de ese momento en el que simplemente te rindes, cuando ya no sabes que hacer y te rindes y sólo explotas, con el primero que se te cruce, con el primero que te pueda escuchar, en el lugar en el que te encuentres. De verdad que no se...