Bill pt.1

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De nueva cuenta, estoy leyendo aquella carta, la última que recibí de ti, donde me comunicaba una de las noticas más importantes qué he recibido, después de vivir 3 años en soledad, hundirme en la más grande tristeza, y superar mis más grandes inseguridades, por fin, por fin podré verte, ¿qué si estoy enojado contigo? na, bueno, sólo un poquito.
"—si preguntan por ti, ¿qué les voy a decir?— mi desesperación estaba claramente reflejada en mi voz, qué a gritos le reclamaba, ¿de qué?, quien sabe, pero no, el no podía ser tan egoísta cómo para dejarme, no otra vez— ¿tendré qué mentirles? claro, les diré que me viste la CARA DE IDIOTA OTRA VEZ!!— mi rabia escurría a borbotones de mi cuerpo, escupía el veneno cómo si de una serpiente se tratase.
— Bill...— tendiste una mano para qué la agarrara, yo la aparté de un fuerte manotazo.
—¡¡BILL NADA TOM!! Nadie– lo señale con mi dedo índice— nadie te amará cómo lo hago yo, se qué soy caprichoso, y la vida no siempre es color de rosa, de hecho, a veces sólo es negra— me aleje de él, si lo tenía cerca, estaba seguro de qué le partiría la cara, y eso no podía hacerle, después de todo, lo amaba, amaba a ese idiota— nunca me preguntaste nada, las decisiones las tomaste tu solo...— rabia, enojo, hasta odio me atrevería a identificar en mis palabras, pero, ¿Cómo no? si lo único que hizo fue actuar sin pensar, lo que se le da de maravilla— ahora enfrenta las consecuencias de tus actos, se responsable una vez en tu vida—mis ojos ardían, picaban, pero no, no le daría la satisfacción de verme llorar por sus errores y tampoco le diré lo que quiere escuchar, ya no— adiós Tom— lo último lo dije en un susurro que basto para entender qué esto había terminado, todo terminó en ese momento. Ya no había vuelta atrás, todo se había acabado.
O eso es lo que creí.
—¡¡BILL!!— no volte, me fui caminando lo más rápido qué pude, sabía qué si volvía a verlo, correría a sus brazos, y no lo soltaría nunca, no lo dejaría, no permitiría que se lo llevaran, no. —¡¡BIIIIILL!!— su voz estaba rota, pero no, tenía que aprender la lección, lo siento Tom, es por tu bien —¡¡BIIIL!! ¡¡NOOO!!— sus gritos se volvían alaridos lastimeros—..vuelve...no...por favor...—los oficiales no lo dejaron sólo ni por un minuto, vi por sobre mi hombro, de rodillas en el suelo, cabeza baja, manos flojas sobre su regazo, ni en el peOR momento creí poder ver a Tom en ese estado, totalmente quebrado, roto. Pero, realmente no fue mi culpa,no podía hacer algo para evitarlo, él se lo buscó, él fue a ese bar de mala muerte, él sólito consumió la droga, no fui yo; pude haberlo detenido, lo intenté, pero no me hizo caso, entonces ya no queda en mis manos, lo siento, pero no queda en mí.
Borro el rastro de las lagrimas que escurren por mis mejillas, quitando la evidencia de mi impotencia, ya no tengo palabras, mi cuerpo se quiebra en pequeños temblores, recuerdo todos esos momentos vividos, y no puedo evitar voltear por completo a ti, cubriendo mi boca con mi temblorosa mano, evitando el que salgan los suspiros, jadeos y sollozos qué me matan por tu imagen, no hay más tiempo, se agota, y no puedo dejar qué te lleven...o por lo menos, no sin que sepas lo mucho que ha afectado mi vida. Corro hacía él en un intento de parar el dolor qué claramente estaba reflejado en tu rostro, esas gruesas lagrimas terminan por romper mi corazón. Corrí con todas mis ganas, y cuando estuve a unos chantes metros de poder sostenerlos en mis manos, dos oficiales me impidieron el paso, agarrando fuertemente de los brazos.
—No...— voltee a ver a mis captores con el pánico claramente marcado en mi rostro— por favor..._ suplicaba con mis palabras y mirada, la cual vagaba entre esos dos hombres y la tuya, qué reflejaba miedo, tristeza y el más puro remordimiento, derrotado; no, no podía dejar que te quedaras con la idea de qué ya no te amaba— sólo...— empece a forcejear, aúne habiendo qué era en vano, no podía rendirme, no contigo...no otra vez.
—Bill...—lo vi levantarse eh intentar ir hacía mi, pero al igual que en mi caso, los dos oficiales lo tenían detenido por los brazos— ¡¡¡NOOOO!!— su forcejeo sólo hacía que el agarre sobre él más apretado—¡¡POR FAVOOOR!!— la desesperación en su voz era palpable_ POR FAVOR...BIIILL!!—
—¡¡¡TOOOOM!!—estiré mi brazo, cómo si con esa absurda acción pudiera alcanzarte— ¡¡POR FAVOOOR!!— mis lagrimas mostraban mi desesperación por llegar a él, y creo que eso hizo que los oficiales se apiadaran de nuestras pobres almas, por qué cuando menos espere, estaba corriendo en su dirección, acomodando su trémulo cuerpo entre mis brazos, cómo queriendo protegerlo de todos los males qué se le pudieran presentar en un futuro, pero tenía que ser realista, sabía qué los próximos eventos no serían de color de rosa, pero, se vale tener fe ¿qué no?.
Él enterró su rostro en el espacio entre mi hombro y cuello.
—Lamento ser la causa de todos tus problemas...—su cálido aliento pegaba en mi cuello — perdonase Billy...—cálidas gotas caían sobre mi piel, haciendo su recorrido hacía mi pecho, cómo navajas cortando mi piel, dejando un rastro de dolor a su paso.
—No Tomy...— mi voz no era más qué un susurro, y mi boca dejando castos besos sobre su cabeza acunando entre mis brazos— tu eres todo lo qué busque en un hombre, eres mejor que todas esas promesas qué ellos alguna vez me dijeron...— meciéndonos suavemente escuchaba tus sollozos, sentía tu fuerte agarre sobre mi playera, aferrandose fuertemente a mi.
—Pero rompí todas ellas...— su voz sonaba ahogada, cómo si le costara salir de su garganta—...te prometí ser alguien del cual estar orgulloso, de ser capaz de estar a tu altura sin qué te de pena alguna presentar...— mis lagrimas seguían su curso, y caían directo a su cabeza, mojando sus rastas.
—Tomy...— agache un poco mi cabeza, para quedar un poco más cerca de ti, llevando mis labios a su frente—...eres mi refugio en la tormenta...—sus temblores sesearon con esa simple frase— eres lo mejor que me ha pasado...— una risa débil salió de sus labios, pero aún así, una risa, sincera, cómo sólo él sabe— vamos a superar esto, lo sé, ¿cómo? eso todavía no lo eh resuelto— su respiración se acompaso a la mía. Estaba tranquilo, por qué sabía que todo estaría bien, mientras no nos rindiéramos, todo saldría viento en popa.
—Eres demasiado bueno para estar a mi lado— escondió aún más su rostro...el tiempo corría. Yo no me quería ir, no quería dejarlo solo, no podía.
—Una vez me preguntaste "¿cómo es qué sabes lo que quieres?"...¿recuerdas lo qué te respondí?"— las lagrimas silenciosas caían libres, pero ya no estaba agitado, sólo podía darle aquella paz inexistente, quería que viera qué ahí estaba yo, a su lado, cómo siempre. Como se lo prometí.
—Si...— su voz sonaba tranquila, ya podíamos separamos sin morir en el intento— dijiste "¿quien rayos dijo que lo sabía?"....—su risa, ese hermoso sonido qué hizo latir a mi corazón. Una sonrisa se dibujó en mi rostro.
—¿Ves?— acariciaba su espalda cómo si de un gatito se tratase....mi Tomy—nadie lo sabe, y eso es lo incierto de la vida, perdimos el control, pero ahora es momento de tomar las riendas, guiar nuestro camino, redirigirlo a lo qué queremos que sea, ¿y sabes cómo loaremos?_.
—¿Cómo?— estaba listo, ya no tenía miedo. Tomé sus manos esposadas y las lleve a mis labios, besando ambas palmas de sus manos, dejándolas descansar cerca de mi pecho, aferrando a ellas.
—Juntos— volteo su rostro para verme, sus ojos reflejaban anhelo, pero mostraban un deje de decisión inquebrantable.
—Cómo siempre— entrelazó nuestros dedos, y me dio el más dulce de los besos, con sabor a despedida, pero al mismo tiempo, con tanto amor, a una promesa. Juntos.
—Bueno chico— dijo uno de los oficiales, Tom sólo arrugo el rostro, frunciendo su frente, y cerrando fuertemente los ojos, dejó salir un suspiro cansado— es hora de irnos—lo tomo del brazo, me arrastró junto con él hasta quedar ambos de pie— además— la sonrisa de todos los oficiales era ternura, cómo entendiendo la situación mejor de lo que podría imaginar alguna vez, brillante y reconfortante— lo podrás visitar todas las semanas — me guiñó el ojo, yo sólo pude desviar la mirada, intentando hacer menos notable el sonrojo qué cubrió mi rostro.
—...si...—dije mientras remos guiados a la patrulla, aún con las manos de Tom entrelazadas a las mías, tratando de transmitirle mi apoyo, mi amor.
—Lo siento chico— ahora otro oficial de dirigía a mi— pero hasta aquí es donde puedes acompañarlo— se sobo la nuca en un gesto de empatía.
—Entiendo...—regresé la mirada a él— este no es un adiós— con la mano libre que me quedaba acaricié su rostro con todos los sentimientos acumulados — si te hace sentir menos triste, te prometo qué te escribiré todas las semanas— pegue nuestras frentes— no dejaré de comunicarme contigo...lo prometo— le di un último beso, y el sólo me alcanzó a decir.
—¿Recuerdas la primera canción qué bailamos juntos?— asentí— pues haz exactamente lo mismo— me dio una profunda mirada, se subió en la patrulla y sólo alcance a escuchar—siempre te amaré, así que...espérame—.
Y así vi cómo aquel coche que lo tenía cautivo se iba alejando, ahora sólo faltaba esperar.
Esperar sólo por tu regreso.
Hoy se cumple tu tiempo de condena, hoy te vuelvo a ver. ¿Qué esperar? no lo sé, pero, lo qué si sé, es qué esperaré, cómo estos últimos 3 años, colgaré el último listón en el roble, y cuando te vea bajar por ese camión, te daré mi más grande y brillante sonrisa, de la cual eres dueño desde hace ya bastante tiempo.
Hoy te volveré a ver, te volveré a tener entra mis brazos, te podré dar todos los besos que no pude darte.
Hoy te veré, después de tanto tiempo. Hoy te volveré a tener.

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