Capitulo 28

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  Capítulo 28
Último capítulo

_______________ tocó la puerta de la habitación de Sebastian. Abrió sin previo aviso, encontrándolo sentado en el borde de su cama dándole la espalda. Tragó saliva y contuvo totalmente esos deseos que tenía por correr y abrazarlo. ¿Lo había dicho? Era guapísimo. Sus ojos la hacían volverse loca y cuando sonreía... cuando sonreía se asemejaba al ángel más bonito y puro que podía existir. ¿Por qué lo iba a dejar? ¿Por qué iban a seguir fingiendo que nada pasaba entre los dos cuando sabían que era todo lo contrario? Tal vez era momento de poner las cosas sobre la mesa. Hablar enserio. Decirse las cosas sin más rodeos.

- Sebastian... - le llamó ella.

- Pasa si quieres. – le dijo él, soltando un suspiro. Sus ojos estaban cansados al igual que su voz. Tocando sus pies, una maleta lo esperaba. - ¿sucede algo?

_______________ cerró los ojos con fuerza y los volvió a abrir dándose ánimos.

- Gracias por todo... - empezó ella, sin saber que más decirle. Su voz la intimidaba de una manera increíble.

- No tienes que...

- Déjame hablar ¿sí? – Sebastian se volteó a mirarla. Se puso de pies, cautivado por sus bonitos ojos color __________(co). Joder. ¿Por qué le gustaba tanto? ¿por qué? ¿por qué ella? ¿por qué no otra persona? – yo... quería agradecerte por lo de hoy... jamás pensé que Jason...

- Para mí también.

- Fui muy tonta...¿sabes?

- No lo creo. Yo hubiera hecho lo mismo si estuviera enamorado de alguien.

"Y lo haría por ti. Una y mil veces."

- ¿Y lo estás? – se miraron. Sebastian bajó la vista de inmediato. No podría contenerse. Se dedicaba a mirar su boca como el bocado más dulce que podía encontrar en su rostro.

- Robert me ha ofrecido una...

- Sebastian, respóndeme por favor. – le replicó ella. Buscó sus ojos, aunque estos estuvieran tratando de evitarla. No podía. No era tan fuerte. Subió la mirada y se encontró con la de _____________.

- Me voy a Rusia. - ________________ entreabrió los labios ligeramente. – me voy y no voy a cambiar de planes.

Y cuando dolía decírselo de esa forma. Si por él fuera, podría haberla tumbado en ese momento sobre su cama. Comérsela. Comérsela a besos. Tocarla. Sentir el cálido perfume de su cuerpo sobre el suyo. Se moría de ganas de por besarla de pies a cabeza. Sin perderse de ningún centímetro. Era suya. Era el único hombre que le había hecho el amor. Y en ese momento... quería hacerlo de nuevo...

- ¿Te vas por mí?

- No todo es por ti.

- Joder, ¿te vas por mí, verdad? Yo no quiero estorbarte. Si esto va a ser así, no te preocupes por mí. No voy a buscarte más. – se volteó. Con el corazón en la mano. Cabreada pero a la misma vez conmovida y con ganas de que la voltee para él, y la llene de besos.

- Me voy porque no quiero pensar en ti. – le cogió el brazo e hizo que se volteara.

- Tú no piensas en mí.

- Lo hago. Lo hago siempre. Yo... joder yo... - buscó un punto en su mirada. Tenía que decírselo antes de irse. – yo estoy...enamorado...
completamente enamorado de ti - _____________ apretó los labios. Su corazón palpitó con fuerza al escuchar las palabras de Sebastian - ¿era eso lo que quería escuchar? ¿Qué me muero por ti? – sus ojos se humedecieron. Podía ser un hombre muy fuerte, pero aquella chica de diecisiete había tocado su punto débil. El corazón. – no tienes idea de cómo me he sentido cada vez que hablabas de Jason. Como me jodía...el solo hecho de pensar que lo querías él, que lo preferías a él antes que a mí. – tragó saliva. Poco a poco, iba sintiendo como esa enorme carga iba disminuyendo en su cuerpo. Una lágrima se deslizó por la mejilla de ___________________. – cada vez que te escuchaba decirme que era perfecto... que jamás podrías olvidarlo... tú..., joder, tú no tienes ni una pequeña idea de cómo sentí. No lo tienes, nunca la tendrás.

- Perdóname... - sollozó ella.

- Si me voy es porque quiero olvidarme de esto. Porque sé perfectamente que tú lo harás sin ningún problema.

- Te amo.

- No me mientas.

- Te amo. – se abalanzó ante sus brazos. Abrazándole la nuca. Besándole la boca. Sebastian se resistió. Sus fuerzas nunca antes habían sido tan débiles. Nunca antes había sido tan débil ante una persona. Y la besó. La besó de igual manera. Chocaron sus lenguas. Tal vez por última vez. Paseó su aliento por el cuello de ella. Tal vez por última vez. Mientras sus manos la tocaban, la acariciaban, se apoderaban de ella... tal vez por última vez. Mientras sentía su aliento, mientras se excitaba tocándola...mientras se extasiaba besándola. Mientras su corazón latía cada vez más. Y su cuerpo le ordenaba que se quedase con ella. Mientras la abrazaba y rodeaba su cintura besándola cada vez más intensamente... tal vez por última vez.

La separó de su cuerpo lentamente.

- Tengo que irme... - le susurró. – yo... lo siento...  

24 Horas- Sebastian Stan y tu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora