"¡Cuidado!"

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Caminaba por un sendero cerca de un pequeño parque, la lluvia provocaba que el tinte rojo se escurriese por mi rostro.

—¡Por qué a mi! —Grité llena de frustración—¡¿Por qué no al árbol?! —dije, restándole importancia.

Entonces un rayo cayó justo encima del árbol que tenía más cerca, éste parecía estar inclinándose sobre mí, tal vez y se estaba cayendo, esperen ¡¿QUÉ?! , logré apartarme antes de que  se derrumbase sobre mí.

Respiré profundamente y seguí caminando.

Debería volver al apartamento, después de todo no la veo por aquí repasé refiriéndome a mi "amiga". ¿Qué clase de mejor amiga te juega este tipo de bromas?

Sin prestar mucha atención al camino ya me encontraba frente al portón del gran edificio donde me estaba alojando por esta semana. Al entrar me encontré con las familiares rejas corredizas, junto con un nuevo guardia.

Palpé en mis bolsillos para luego, encontrarlos vacíos.

Miré al guardia con la esperanza de que me conociera, él levantó la vista, tenía una cara de pocos amigos.

Me di cuenta de que llevaba unas gafas extrañas, así que un ojo lo tenía puesto en mí y el otro, pues no sé, pero salía de la superficie del lente así que estaba colgando como un resorte, no pude evitar soltar una risilla por lo bajo.

—¿De qué se ríe? —dijo con una voz tan aguda que no pude evitar soltar una carcajada.

—¿Ah? ¿Eh? ¿Quién es usted? —inquirí.

—El dueño del edificio.

Joder, metí la pata.

—Oh, esteee...—bajé la mirada—Lo siento, me estoy quedando con una amiga mía aquí—hablaba rápido—sólo que—miré al señor tratando de no volver a reír—.No tengo copia de las llaves.

—Pero yo a usted—me señaló con un dedo tembloroso— A usted—dijo elevando su aguda voz aún más—no la conozco, así que usted—me miró— si usted, usted, usted—me señalaba con los dedos índices de sus respectivas manos—usted no puede suuuubir—esta vez rió— así que usteeed...TIENE. QUE . MARCHARSE. A-H-O-R-A.

—¿Eeeh?

—¡Lárguese, me dijeron que anda una robapizzas por allí, dicen que luce mucho como usted, usted USTED!

Me retiré del lugar apresurada, quedándome completamente sola, aproximándose la medianoche, en un lugar donde todos te querían.

Te querían robar, violar, matar.

Miré al cielo en busca de que el rayo esta vez me cayese a mí.

Pero cayó otra cosa, algo pegajoso y pequeño, usado y húmedo, pero no por el aguacero.

— ¿Qué caraj...?—retiré el objeto de mi cara, al notar que era un preservativo, chillé de asco— ¡Un condón! ¡Alguien quítemel ...!

Seguía mirando hacia arriba, buscando una explicación, en vez de eso, de la ventana de la cual estaba segura era de mi apartamento, salió una cabellera oscura, luego una rubia, esos dos ¡Pero qué! ¡Sinvergüenzas!

— ¡Lucrecia!—gritó la cabellera oscura, era Julieto, mi novio, ex novio— ¡Devuélveme mi condón!

— ¡Sammy cariño! —Exclamó la mal parida— ¡¿Qué te parece tu nuevo color de cabello?! —de repente, mi yo homicida luchaba con salir a la luz— ¡Me tomó mucho tiempo escoger uno!

— ¡¿Qué haces con Julieto allá arriba Romea?!

— ¡Sexo!

— ¡Se supone que yo salía con él!— exclamé— ¡Ya deja de acostarte con todos mis novios!

—LUCRECIA—llamó Julieto— ¿NO TE DUELE LA VOZ DE TANTO GRITAR?

No dijo eso, no lo dijo, díganme que no lo dijo.

—DEJA DE LLAMARME LUCRECIA FALLO GENÉTICO.

—COMO SEA, LUCRECIA, TU AMIGA ES BUENA EN LA CAMA —enfatizó.

¿Qué? Copias baratas de Shakespare.

—Bebé—le dijo Romea satisfecha.

—TRANQUILA AMOR—expresó Julieto dirigiéndose a Romea— NO QUIERO QUE TE CAIGAS... COMO CUANDO CAÍSTE DEL CIELO.

Idiota por aquí, Idiota por allá, con Romea me pone los cuernos, pero ya no me importa más.

Debería ser poeta.

Red ink | m.c |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora