"Pizza Familiar"

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Esta vez me las iba a cobrar, esta vez voy en serio.

Idiota.

Puedo decirle muchas cosas más.

Mal parida, creo que fue por cesárea.

Me hallaba sentada en una pizzería cualquiera, no creo que importe el nombre o cómo es el lugar, más bien qué pizza estoy comiendo. No era hawaiana, tampoco era pequeña o personal, era una preciosa y perfecta pizza  familiar, claro está que nadie me acompaña, pedí con bordes rellenos de queso, dicen que son deliciosos y pues, el queso es fantástico.

Era prácticamente el centro de atención, el maldito centro de atención. Consíganse una vida, fenoménos, sí, con acento en la e, si lo dices mal, no es un insulto del todo.

¿Quién no se fijaría en mí en este momento? Estaba completamente empapada, y mi cabello recién y accidentalmente tinturado, se estaba escurriendo, literalmente.

Comía tranquilamente hasta que un chico se acercó a pedir que dejase la pizzería, ¡Maldita sea hermano, te estoy dando dinero!, que alguien tenga compasión por esta pelirroja hambrienta.

—¿Perdone? —levanté un poco la voz, sólo para demostrar mi enfado—Es por mi cabello ¿Verdad? —me llevé las manos a mi cara, claramente ofendida.

—¡¿Qué?! —el muchacho empezó a transpirar por los nervios—No...eeeh...—miraba a todos lados, buscando ayuda de cualquiera—Mire usted d-debe sa-salir...Porque...Yooo...

—¡Ah! —le apunté con el dedo—¡Quieres comerte mi pizza! —tomé la misma con las manos y la acogí en mis brazos, acunando a la pobrecita.

—No...Usted ya pagó por ella— ¿Cuándo pagué la pizza? Ah, da igual, él se encogió de hombros—.Además, está escuálida.

¿La pizza o yo?

Al notar cómo había malinterpretado sus palabras el color subió a sus mejillas.

—Eeeesteee....Yo...

—Y yo que pensaba darle una recompensa—dejé que las palabras flotasen, antes de percatarme siquiera.

Ahora me miró a mí, y al notar cómo él, había malinterpretado mis palabras, mi rostro se tornó tan rojo como mi cabello.

—Yo...—ahora mis botines mojados lucían más interesantes que ésta conversación—Perdón—entonces salí corriendo de aquella pizzería y el pobre muchacho amenazó con demandarme por robo de pizzas escuálidas al momento en que se daba cuenta que no había pagado, ni menos había dejado propina.

Red ink | m.c |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora