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No podía creerme todo lo que estaba pasando. Solo habían pasado escasas dos horas desde que había aceptado un plato de tortitas de un chico descuidado. De ahí, me había metido en un marrón tan grande como el de una estúpida competición entre más personas estúpidas, me habían vuelto a hacer tortitas, me había puesto ropa cómoda, habíamos salido de casa, había cogido un tren hasta la zona montañosa, y ahora estaba en frente de una mansión blanca y enorme la cual no sabía que podría existir. A mi lado estaba ese chico desaliñado que decidió presentarse con el nombre de Park.

Habíamos venido para no sé qué de un avatar. Apenas me había contado que eso del avatar más que era lo que me verían los demás cuando hiciese algún trabajo, como una firma casi. En cuanto tuviese mi avatar, pertenecería oficialmente al grupo y estaría participando en La Montaña. Suspiré, estaba cansada y acababa de empezar el día. Encima estaba algo molesta.

Park llamó al telefonillo de la entrada al porche de aquel lugar. Sonó una voz de mujer a través de él que preguntó quién era y, en cuanto Park dijo solo "Hola", le abrieron la puerta. No podía entender a donde me llevaba aquel tipo. Incluso llegue a imaginarme que me había mentido y todo esto era un secuestro.

-¿Estás enfadada? -preguntó, esperando a que pasásemos ambos juntos a aquel lugar.

Entre por la puerta y comencé a caminar con él a mí lado.

-Me molesta que haya cosas de las que no me hayas avisado, la verdad.

-¿Te refieres a lo de que seamos tres y no dos, y eso del avatar y todo aquello?

-Sí- fui tajante.

-Venga, este tío es bueno. Trabaja para el bien cómo tú, es realmente bueno en lo que hace.

Miré hacia la mansión.

-Hombre, tiene una mansión. Si no fuese por eso pensaría que es malo.

-La mansión la podía conseguir desde que nació. Sus padres son realmente ricos.

-Ah.

Ya era algo de lo que sospechaba. Si partimos de que yo soy la que gana más dinero de todos los grandes, este tío no podría ahorrar tanto con el poco dinero que se paga a día de hoy por cada uno de nuestros trabajos. El caso es que una casa así no se puede costear ni de broma con nuestro sueldo. Sólo hay que ver que Park se quejaba de estar a dos velas. Aún así seguro que su dinero a influenciado en si quiera poder mantenerlo un mes.

Llegamos a la puerta principal, donde un par de sirvientes nos abrian la puerta de par en par. "¿Sirvientes?", Pensé. Este chico ya no era solo un rico, si no probablemente un rico mimado. A ver, a mi tampoco me falta el dinero, pero no lo necesito tanto para vivir. Se hacerme mi comida, mi cama, mi casa... Bueno, mal, pero lo sé. Cogí mis gafas y me las limpié, mientras caminábamos por un amplio pasillo principal con escaleras y alfombras típico de las películas de princesitas.

-Venga, perdóname. Los grupos son de 5 y hay grupos que son incluso siendo solo dos mejores que nosotros tres. Necesitamos llenar el grupo para ir con carrerilla -dijo, juntando sus manos como si fuese a rezar-. Además, es un amigo mio desde hace muchos años. Dale una oportunidad.

-No le doy oportunidades a los demás -sonreí, algo maliciosamente-, te las doy a ti. Al fin y al cabo, la que se irá si no le gusta seré yo.

Se puso pálido y se quedó boquiabierto. Lo mejor de este tipo es que podía vacilarle lo que me diese la gana porque creo que no cogía bien mis bromas. Todo se lo creía, por lo que podía picarle con ello muchísimo. Aun así no era del todo broma que las oportunidades se las daba yo, ya que era el que me lo pidió.

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⏰ Última actualización: Nov 09, 2016 ⏰

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