Seth Novak: El Inicio De La Misión.

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—Comandante Novak, ya estamos cerca del lugar de salto. Sugiero que proceda a colocarse su paracaídas, señor —me pongo de pie ante el informe del soldado y me mantengo en silencio—.

—Los paracaídas se encuentran detrás del asiento del piloto, señor — lo ignoro y me dirijo a la compuerta de la nave—.

—Señor —abro la compuerta—, su paracaídas.

—No lo necesito, soldado —salto al vacío. Sonrío al imaginar la expresión del soldado al verme saltar sin paracaídas.

Caigo en picada. Siento el frío viento del atardecer en mi rostro, al igual que pequeñas gotas de lluvia salpicar mis mejillas. Puedo sentir la presión en mi estómago al estar cada vez más cerca del suelo. Veo pequeñas manchas verdes muy por debajo de mi e imagino lo enormes que deben de ser esos árboles. Sobrepasé mi punto de aterrizaje, pero rápidamente encuentro otro; la ladera de una montaña; calculo el ángulo de mi caída y modifico un poco mi postura para no estamparme directamente con el suelo —nada de eso servirá si anochece y yo continúo en el aire—, necesito apresurar mi caída. Modifico mi peso y acelero más de lo necesario. Alcanzo la pendiente de la montaña y comienzo a deslizarme sobre la colina de grava, sujetándome de pequeñas ramas para dirigir mi trayecto y modificando la gravedad a mi alrededor para mantenerme estable y no caerme de costado. La montaña debe de tener unos doscientos metros de altura y apenas voy a la mitad, deslizarme me toma demasiado tiempo. Aligero mi cuerpo y reduzco la gravedad —salto— estoy muy por arriba del suelo, creo alcanzar los ciento cincuenta metros de altura. Al caer en picada de nuevo y ganar metros de avance con la caída me ahorro mucho tiempo; modifico mi peso nuevamente, al igual que la gravedad, y logro caer suavemente unos cuarenta metros delante de la falda de la montaña.

Estoy en un pequeño bosque, muy cerca de un lago. La noche finalmente cae y decido esperar un momento antes de continuar con mi misión —no sería nada agradable luchar con los secuestradores en la oscuridad de la noche—. Recojo unas pocas ramas y palos para encender una pequeña fogata —estoy totalmente desorientado, no debí de presentarme a una misión sin tener mi mapa, necesito ayuda del cuartel—. Desprendo una pequeña placa en forma de cuadro de mi traje —es muy molesto traerla todo el tiempo en mi muñeca izquierda—. Presiono un pequeño botón y espero a que alguien responda en la base de la Federación.

—¡Seth! —demonios.

—Tyler, hay más de dos mil soldados en la base norte, ¿justamente debías responder tú?

—Admítelo hermano, no puedes vivir sin mí. Ya extrañabas mi melodiosa voz.

—Hermano, ¿puedes concentrarte por un minuto? Por si no lo sabes, estoy en medio de una misión.

—Sí, claro. Misión número quinientos ochenta y tres "Rescate de Norman Reed", ¿qué necesitas?

—Información, hermano. Dime donde rayos estoy y hacia dónde ir.

—¿Qué pasó con tu mapa?

—Se averió en mi misión anterior y el inútil de Jordan no lo pudo reparar a tiempo. Necesito que me digas en qué dirección se encuentra la firma de calor de Norman.

—Entiendo. Espera un momento...

Capitán Tyler Novak. Especialista en infiltración e inteligencia. Lo conocí mendigando comida en la entrada de un restaurante —teníamos cuatro años en ese entonces—. Al parecer llevaba todo el día frente al edificio pidiendo algo de comer hasta que un mesero sintió lástima de él y le dio una enorme bolsa llena con las sobras del día. Yo me encontraba sentado al otro lado de la calle viendo como el otro niño conseguía comida mientras yo moría de hambre. Extrañamente Tyler volteó hacia mí y me gritó que lo siguiera. Debo admitir que no confiaba en él, pero mi estómago sintió la urgencia de ingerir algo, así que lo seguí hasta un callejón lleno de cajas, Tyler se metió en una muy grande —dudando, yo también entré en ella—. Dentro, Tyler estaba abriendo la bolsa apresuradamente; finalmente comenzamos a devorar la enorme cantidad de sobras que le dio el mesero. Desde ese día comenzamos a sobrevivir juntos, turnándonos para conseguir comida y tratando de evitar que otros mendigos nos la quitaran. Un día, un par de adultos, mendigos como nosotros, trataron de robarnos lo poco que habíamos conseguido y Tyler trató de evitarlo —los malditos lo golpearon muy fuerte y le hirieron en la ceja—. Tras observar eso, entré en un estado de ira y logré desarrollar mi poder —Gravitación— y lancé a los tipos al otro lado de la ciudad con un simple movimiento de mis manos. Desde ese día comencé a proteger a Tyler amenazando a los demás con mandarlos a volar, pero la verdad no podía volver a usar mi poder ya que no sabía cómo hacerlo, aunque generé tanto miedo en los demás que dejaron de molestarnos hasta que fuimos reclutados. Han pasado casi veinte años desde que Tyler me gritó que lo siguiera y desde ese día se convirtió en lo más parecido a un hermano para mí.

—Seth, ¿sigues allí? ¡Seth!

—Aquí estoy. Lo siento, me distraje un poco.

—Amigo, no creo que distraerte en medio de una misión sea correcto; o seguro... Como sea, ya tengo la información que me pediste. Norman se encuentra a aproximadamente quince kilómetros al noroeste de tu posición. ¿Funciona tu brújula?

—No, Jordan me la quitó para incorporarla al mapa.

—Bueno, esa será una complicación. Dame un segundo.

—Juro que cuando vea a Jordan le daré un golpe que le haga trabajar más rápido, por culpa del inútil vine a ciegas a la misión.

—Tranquilo Seth. Ya tengo la solución. Escala la montaña que tienes detrás.

—Amigo, acabo de descender por esa montaña, ¿para qué quieres que la escale de nuevo?

—Tú sólo hazlo. Sube hasta que puedas ver por encima de los árboles.

—De acuerdo, espera —inserto la placa de comunicación de nuevo en mi traje y me dirijo a la montaña, cuando estoy lo suficientemente alto me comunico de nuevo con Tyler—.

—¿Ya llegaste?

—Sí, ¿qué se supone que hago aquí?

—¿Puedes ver el volcán?

—¿Volcán? ¿Qué volcán? ¿De qué estás hablando? ¡Aquí no hay nada! Espera... Ya lo vi.

—Maldición, hermano, te desesperas fácilmente. Ve en esa dirección, desde donde te encuentras deberías localizar a Norman unos trescientos metros antes de que llegues al volcán.

—Está demasiado cerca del volcán.

—Tranquilo, el escáner indica que está inactivo.

—De acuerdo, será mejor que me ponga en marcha, no quiero que el volcán decida activarse justo ahora que el hermano del presidente está cerca del perímetro. Gracias por la ayuda, Tyler.

—Haré guardia hasta tu reporte de éxito de misión. Cuídate, hermano.

—No te preocupes, estaré bien. Cambio y fuera.

Corto la transmisión y me pongo en marcha al volcán —necesito encontrar a Norman Reed lo más pronto posible—, paso por mi pequeña fogata y la apago con mi pie. Repentinamente siento la presión del aire descender y ponerse más frío. Siento un cambio en la atmósfera, muy por arriba de mí. Algo está a punto de ocurrir cerca de aquí.

Guerreros Elementales: El Renacer Del Bosque.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora