Jugo de Naranja

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Alicia se quedó mirándome mientras yo miraba el resto del autobús, 25 personas y únicamente 2 levantaron la mano, ¿esto es acaso una maldita broma?
-¿Qué esperan para bajarse de aquí?-gritó el chofer desde la parte de enfrente-. ¡Aún falta mucho para Navidad y no los quiero ahí cuando llegue, ahora largo del autobús!
Empecé a avanzar por el pasillo del autobús, tenía la cabeza agachada, mirándo hacia mis Converse color rojo, detrás de mí venía Alicia, caminando con la vista puesta en mi cabello oscuro, escuchaba cómo algunas personas susurraban cosas acerca de nosotros, algunos solamente decían estúpideces:
-¿Cómo alguien consigue novia en tan poco tiempo?-dijo alguien desde uno de los asientos del centro del autobús.
-No lo sé, pero el chico tiene que ser una bestia en el amor...-murmuró en forma de respuesta a la pregunta del chico.
Llegamos hasta la puerta automática del autobús y esta se abrió automáticamente, extendí la mano para ayudar a Alicia a bajar por las escaleras pero ella rechazó mi ayuda.
Escuché algunos "Ohhhh" dentro del autobús, cuando Alicia bajó las puertas se cerraron automáticamente detrás de ella y el autobús empezó a avanzar echando su estela de humo al cielo, la lluvia apenas estaba empezando, erna unas pequeñas gotitas las qur mojaban a las personas de la Calle Principal, algunos caminaban con prisa, seguía mirando hacía donde el autobús estuvo hace unos cuantos minutos hasta que decidí romper el silencio con Alicia:
-¿Y tú sabes como llegar a los departamentos?-no hubo respuesta, volteé mi cabeza hacia la derecha y Alicia ya no estaba ahí, había empezado a caminar, observé un poco más allá en donde se amontonaba la gente y la observé a ella caminando, su largo cabello asotaba contra su espalda mientras la lluvia lo empapaba.
Caminé a través de la acera, caminaba siguiéndola, sin perderla de vista:
-¡Alicia!-grité pensando que me escucharía, pero ella ya estaba demasiado lejos, así que empecé a correr a través de la lluvia que aumentaba su intensidad.
Casi la alcanzaba hasta que choqué con un chico de unos 16 años que cargaba con una bolsa de tal vez un supermercado, él cayó al suelo a lado de mí, varias personas se nos quedaron viendo, cuando el cayó a la acera, su bolsa de compras cayó contra el concreto de la acera y las cosas que venían en ella se desparramaron por todos lados, risas, solo había risas. Estaba tirado en el suelo y el chico al que había tumbado se levantó y me dió una patada en las costillas.
-¡Fíjate por donde vas maldito imbécil!-gritó él mientras me acomodaba de nuevo una patada entre las costillas.
Me retorcía de dolor, buscaba llorar pero no podía, no debía, debía únicamente de enfrentar el problema.
Empecé a levantarme apoyándome en la acera mojada.
-¿Qué haras, saldras llorando y pedíras perdón?-gritó él-. ¡Házlo de una vez imbe...
No concluyó su frase porque le encajé un golpe en la mandibula, cayó al suelo de concreto que conformaba la acera, la lluvia llenaba su cuerpo que predominaba en la acera.
Le encajé una patada en las costillas, justo como el me había hecho antes, las personas habían hecho un círculo alrededor de nosotros, había chicos y chicas, hasta niños, algunos corrían para cubrirse de la lluvia.
Agarre un cartón de jugo de naranja que se había caído de la bolsa de las compras del chico y desenrosqué la tapa, volteé el cartón de jugo y el líquido empezó a caer sobre su cabeza, cuando terminó de salir, le lancé la caja de jugo vacía a su cabeza.
Mi respiración estaba agitada, iba muy rápido, debía calmarme, pero una voz me lo impidió, en sí no fue la voz, fue lo que dijo:
-¡Alto ahí!-me di la vuelta y había un chico de unos 18 años con un uniforme de color azul y una placa del lado derecho de este, mientras que en el izquierdo había un nombre: Peters.
Era un policía...
-Creo que me los tendré que llevar a ambos conmigo a la comisaría, acaban de causar disturbios en la misma vía pública, y pensé que el crimen descansaba cuando llovía...

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