Sinaia- Rumania. El Castillo...
Una noche desperté en una habitación enorme, no estaba nadie cerca de mi en ese momento, solo estaba yo en una oscuridad que no daba miedo, sino una paz, solo decidí dejar de pensar en altibajos o el porque de estar aquí.
Transcurrió dos días de estar aquí y me encanta el lugar es tan inmensamente enorme, me encantaba la decoración que poseía, era como un gran palacio.
<Estúpida te recuerdo que es un palacio donde estamos> me reclama mi subconsciencia.
Una voz me saca de mi pelea mental y como si fuera un sueño lo que vi, me encontré con una realidad muy distinta y me encontraba en una habitación poco luminosa.
Lentamente me levanto de la cama y cuando mis pies tienen contacto con el piso frió, comienzo a caminar por los pasillos de esa inmensa mansión. No daba crédito a lo que veía. Yo en mis sueños lo veía muy colorido y armonioso, pero aquí en esta visión solo sentía pena y oscuridad .
Ya se cumplirá dos días de mi supuesta muerte, aunque no lo estuviese.¿Quien ser humano en su vida renuncia a todo por convivir con vampiros?. Si señores, soy yo, la historiadora Melina Hudson.
Creo que era un bosque lo que se encontraba a nuestros alrededores. Esta inmensa ventana del castillo, daba vista a un oscuro bosque y me sentí familiarizada con el, a pesar que jamas en mi vida aparecí en esta ciudad o donde quiera que me hayan traído.
Me gusta la impresión de este lugar. Era silencioso y daba mucha curiosidad, solo se respiraba paz, hasta que escucho pasos detrás de mi y me doy vuelta viendo a un joven de cabello ondulado bien presentable con los característico ojos dorados.
Me levanto de la banca de donde llegue caminando y suponiendo que estaba en el jardín del castillo.
Me acerco al joven lentamente y el sonrió un poco.
<¿Por que demonios son tan hermosos estas criaturas?.Y yo que pensaba que eran horribles y viejos que se deformaban>
Dejo de pensar así cuando una sonrisa, más bien una gran carcajada proviene del Conde Frederic que venia entrando al jardín acompañado de Leslat. Ni idea de cuanto estuve inconsciente, pero estos hombres mejoran con el pasar de los días, de seguro mi aspecto es de una momia en estos momentos.
Ambos hermanos sonriendo nos observaban y entonces yo rompo sus carcajadas un poco curiosa del joven que no conozco.
—¿Quien es usted?–Pregunto–.
—Veo que el Conde hizo amistades en Nueva York, y déjeme decirle -Observa unos segundos al Conde- que esta mujer es hermosa –Exclama sonriéndome y yo automáticamente me sonrojo –.
Pero el ambiente lo sentí un poco tenso cuando Leslat mira hacia Frederic y este chasquea su lengua algo ¿enfadado?.
—Querido, Luck Gibson, hace más de dos...o tres años que no lo veía por aquí, –Dice Frederic bastante serio y se posa frente a el– ¿A que se debe esta grata visita suya?.
Yo me quedó quieta viendo como se lanzan miradas serias cargadas de superioridad pero su comportamiento alerto un poco a Leslat, el cual avanza hacia mi dirección.
—Hombres hay una dama cerca de ustedes, ¿Donde quedaron sus modales?–Dice Leslat posándose a mi lado–.
Entonces me decidió a hablar, porque sentí un poco me inseguridad.
—Me retirare de aquí, con su permiso –Avanzo rápido hacia la salida sintiendo la mirada de los tres hombres que estaban cerca de mi–.
Nunca en mi vida, jamás me sentí tan incomoda en esa situación.
Pero millones de preguntas me atacaron como si yo tuviera la culpa de ese pequeño encuentro, que me incomodo tanto.
¿Por qué Frederic actuó así cuando Luck me halago?. ¿Por qué se odian?. Esas miradas decían todo lo que en voz alta no se podía pronunciar por mi presencia. ¿De donde es Luck? ¿A que vino a este lugar?.
Estaba llegando a la cocina cuando una mujer humana, de edad avanzada, que calcule unos 70 años, se acerca a mi dirección, pero quedo algo aturdida por ver a una humana trabajando aquí y deduci que seria la ama de llaves, bastante generosa y amable.
Pero otra mujer de unos 30 años, también humana con algunos rasgos como la mujer de avanzada edad. Esta tenia cabello castaño y una apariencia muy cuidada. Sentí un poco de envidia, por estar en sus mejores tiempos.
Ambas son hermosas de ojos azules muy atrapantes.
Me siento en la banca y sonrió un poco incomoda ante las miradas de ambas mujeres.
— Buenas Noches, Mi Señora, un gusto conocerla me llamo, Margaret - Habla cortés la mujer anciana y hace una reverencia- Esta señora a mi lado es mi hija Alice, también atenderá cada inquietud que usted lo requiera, a la hora que sea necesario.
Yo un poco en confianza con ambas y aliviada de no ser la única humana entre tantos vampiros, sonrió cortés y respondo.
— El gusto es mio señoras, me llamo Melina, me alegro de no ser la única humana aquí - Pero sentí que hable demás y ambas mujeres frente a mi sonríen- Lo siento, es que recién llego a este lugar y es un poco raro - Ambas se acercan a mi con una sonrisa enorme y me abrazan-.
— No te preocupes Melina, nuestro Conde cuidara bien de ti -Exclama Alice con una sonrisa que trasmite paz-.
— Muchas gracias Señora Alice y Doña Margaret -Agradezco sonriendo-.
— Mi señora, ¿Que le gustaría cenar?–Se inclina Alice y no me gusto para nada–.
—Alice, -Hablo con molestia- No me digas señora, me haces sentir anciana ,solo dime Lina–Sonrió y ella asiente a modo de disculpa- Quisiera tomar un te con algún bocadillo, si no es tanta molestias -Digo sonriendo y ella asiente y se retira –.
El pastel de limón y un buen te me callo de maravilla y me ayudo a despejar mi cabeza de tanto nervios y preguntas que tenia.
Luego de estar en la cocina fui a mi habitación, para recostarme un poco y pensar claramente todo lo que hice y lo que deje atrás.
—Y yo que pensaba que seria fácil, ¿Cuantos secretos ocultan los vampiros? –Me susurro y suspiro pesadamente y me acomodo en mi cama y cierro mis ojos–.
Pero toda pizca de sueño que tenia y cansancio se disperso cuando la puerta de mi habitación se abrió tan fuertemente y el grito de Leslat detrás de Frederic fue lo que escuche.
Lo que mis ojos veían no daba crédito, su ropa desgarrada, la boca llena de sangre, su respiración cansada, y su cuerpo de un parpadear se encuentra tirado en el medio del suelo de mi habitación.
Corrí rápidamente donde estaba el tendido en el suelo y Leslat me mira asustado y trata de alejarme y entendi.
<Frederic quería sangre, por eso llego hasta mi para poder recuperarse>
Sus instintos los hicieron llegar a mi. Por fuente de sangre.
Pero...¿Que demonios le paso?.
Esa era mi pregunta.

ESTÁS LEYENDO
El Conde Vampiro
VampireHace mucho tiempo, todo era tan majestuoso, pero en el presente, dudo que lo fuera. Soy Melina Hudson pero de cariño me dicen Lina, soy una historiadora que se obsesiona con vampiros. Así es, esos seres mitológico, que beben hasta saciar su sed de s...