Declaración

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Capítulo 4 Declaración

Se maldijo por no haber exigido que Lee fuera con ellos, daba vueltas en la cama sin saber que hacer ¿Por qué le preocupaba tanto? ¿Por qué le molestaba tanto? Ese maldito Hyuuga no podía sacarse esa imagen de la cabeza ¿Por qué le había acariciado así? Basta era suficiente de atormentarse de aquella forma iría al dormitorio de Lee que se encontraba en los dormitorios del edificio vecino, se aseguraría que estuviera bien. Toco la puerta varias veces sin resultado alguno, suponiendo que su amigo estaría todavía fulminado por el alcohol decidió utilizar la llave de repuesto que tenía sobre el marco de la puerta. ¿Cuál sería su sorpresa al entrar y no ver indicio alguno de que el pelinegro hubiera regresado? Sin dudarlo corrió de regreso al edificio de su dormitorio sabía que Hyuuga tenía su dormitorio en el piso superior.

La diferencia entre los dormitorios remarcaba la diferencia social, el de Lee era tan solo su habitación y compartía un baño mixto con el resto de los habitantes del edificio, provenientes de familias mucho más sencillas mientras que en su edificio sólo había dos dormitorios por piso que contaban con todos los servicios, sala de estar, comedor, dos recamaras la principal con jacuzzi. Definitivamente venían de mundos diferentes.

-¡Hyuuga!- gritó casi histérico tocando fuertemente la puerta frente a él. Los minutos antes de que el castaño abriera le parecieron eternos.

-¿Qué sucede Gaara?- cuestiono somnoliento abriendo ligeramente la puerta.

-¡Lee! sé que está aquí- sostuvo molesto empujándolo para entrar.

-Sí aquí esta- afirmó bostezando mientras se tallaba los ojos

-¿Qué pretendes?- su voz sonaba amenazante, el castaño sonrió de medio lado y cruzando los brazos lo miró desafiante.

-Lee me gusta, siempre me ha gustado y quiero que seamos amantes.

Los ojos de Gaara brillaron en furia, enseguida se lanzó sobre él tomando su playera entre sus puños le amenazo. –No permitiré que juegues con él.

-¿Por qué piensas qué estoy jugando?

-Provienes de una de las familias más acaudaladas del país, la mitad de las chicas de la escuela estarían dispuestas a meterse a tu cama si tan solo lo pides, todas ellas herederas del mismo poder y dinero que posees y ¿me vas a decir que te interesa el chico cejudo y pobre?

-¿Si en realidad lo ves así qué haces aquí?- Observo como su pregunta había descolocado a su contrincante soltándolo de su agarre por lo que continuo –Lee es inteligente, fuerte y decidido si le agregamos a eso su entusiasmo y su frecuentemente exagerado optimismo ante mis ojos resulta el muchacho más atractivo del colegio. Pero como en realidad no creo que sea necesario justificar mis actos ante ti te pido que por favor salgas.- Exigió señalando la puerta.

-No me voy sin Lee.- afirmo aunque su voz sonaba apagada.

-¿Gaara?- habló adormilado el pelinegro saliendo de la habitación -¿Qué sucede?

-Vamos te llevaré a tu habitación.

-No Gaara, me siento mal me quedaré aquí Neji me cuidara.- su interlocutor quedo en silencio sin saber bien que hacer ¿debía debatir aquella respuesta? ¿Obligarlo a salir con él? Estaba a punto de decir algo cuando el genio del trabajo duro continúo. –Ve a dormir te llamare mañana.

Gaara completamente desconcertado se marchó en silencio no sin lanzarle una mirada llena de rencor al castaño quien lo miraba burlón.

Lee volvió a la cama para dormir plácidamente, después de unos minutos ya estaba soñando estaba en uno de los sentado en una jardinera cuando de repente llegaba su amigo pelirrojo platicaban alegremente cuando el chico pálido se acercaba a él y comenzaba a besarlo. Suave, dulce, una maravillosa ensoñación.

-Gaara.....- suspiro entre besos.

-Neji.- escucho la varonil voz de su capitán de Judo corrigiéndolo.

-¿Neji?- cuestionó adormilado todavía, el escenario de su sueño había cambiado ahora estaba en la habitación de su eterno rival, los cortos cabellos rojos eran remplazados por el largo cabello castaño, los ojos aqua por los lilas y aunque el gesto frio de los dos era similar la sensación de besar a su amigo aunque fuera en sueños era totalmente distinta. ¿Por qué estaba soñando con Neji? No lo entendía, pero ya que era solo un sueño no estaba mal dejarse llevar. Esa boca le estaba brindando una de sus mejores competencias sin darle un segundo para descansar, de repente ya no eran sólo los suaves besos repartidos sobre su rostro y cuello sino también sus manos quienes lo recorrían haciendo estremecerse y suspirar.

-Aaaamnh- gimió al sentir aquellas manos acariciando su miembro por sobre la ropa, su corazón salto dentro de su pecho y sus ojos se abrieron de par en par. -¡¿Ne...ji?!

-No, no es un sueño.- susurró el castaño adivinando los pensamientos de su amigo.

-Me gustas Lee y quiero algo más que tu amistad.- murmuro sin dejar de besarlo, la cabeza del pelinegro daba vueltas, aquellas caricias eran embriagantes pero se trataba de Neji y él sabía que aún sentía algo por Gaara no estaba seguro de que hacer, luego noto esa mirada lila sobre sus ojos, aquel rostro le estaba brindando la más dulce y protectora sonrisa por lo que decidió continuar.

Observaba el plato frente a él procurando no levantar la mirada, la fruta se veía bien pero aún tenía sed, su amigo y eterno rival le acerco una taza con te.

-Gracias.- murmuro estirando la mano sin levantar la mirada.

-¿No piensas volver a verme?- cuestiono el castaño.

Los ojos negros se dirigieron a la mirada lila haciéndolo ruborizarse inmediatamente.

-Lo siento yo ayer no sé.

-Mejor dicho hoy en la madrugada.

-Neji no sé qué paso.

-Mmnj o sea que ¿no recuerdas porque despertamos semidesnudos y abrazados?

-No eso yo......

-¿Olvidaste la manera en que gemías mientras nos besábamos?

-¡Neji!- grito tratando de acallar su compañero que por alguna razón insistía en mirarlo de manera penetrante mientras él sólo se ruborizaba hasta las orejas.

-¿Entonces qué sucede?

-Tú sabes que..... Gaara .... Y bueno tú yo nunca.

-Nunca pensaste en mí como algo más que tu amigo.

-Pues sí.

-Y ¿podrías empezar a hacerlo?- el silencio de su amigo lo animo a continuar. –Lee me gustas quiero intentarlo.

El pelinegro no respondió, no verbalmente prefirió levantarse de su asiento y acortar la distancia por encima de la mesa para brindarle un suave beso.

Continuara..................


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