Arregló el cuello de su camisa blanca perfectamente planchada, cuando se encontró con su débil reflejo al pasar junto al ventanal que separaba el amplio comedor del corredor. Se miró rápidamente de arriba abajo para asegurarse de que todo estaba bien, escuchando en su mente las palabras de su madre pidiéndole que por favor se presentara formal porque las primeras impresiones siempre eran lo más importante.
Contempló sus propios ojos en el cristal y recordó la mirada de su padre en aquella fotografía que permanecía en la sala de estar de su casa; aquella instantánea donde el doctor Choi posaba despreocupado con su bata blanca bien abotonada, el estetoscopio colgando de su cuello, y una gran sonrisa en el rostro. Sintió un revoloteo extraño en el pecho y sonrió como acto reflejo, porque estaba solo a un paso de finalizar su última etapa universitaria para conseguir con honores su título en Psiquiatría.
Apretó los labios intentando deshacerse de aquel nerviosismo que no estaba seguro de dónde provenía, porque no sabía si de la impaciencia por conocer a su paciente, o porque que su superior guía era uno de los psiquiatras más valorados en Corea, o porque se enteró de casualidad que Sooyoung, compañera de la que ha estado enamorado durante toda su estancia en la universidad, también trabajaría un caso en el Hospital Nacional de Seúl.
Chasqueó la lengua y frunció el ceño de pura frustración, porque ser compañero de Sooyoung en el hospital implicaría tener que verla a diario y, seguramente, quedarse mirándola como un idiota igual que siempre, sin tener en consideración que lo peor de todo, sería tener que competir con ella por el puesto que ofrecía el hospital a su mejor pasante.
Y era una mierda, porque él no quería competir contra Sooyoung.
Relajó su expresión y soltó un suspiro antes de girarse para reanudar el paso. Sostenía con fuerza el maletín que heredó de su padre en la mano derecha, mientras caminaba por el largo corredor del pabellón. Junto a él pasaron dos enfermeras que se quedaron viéndolo mientras con miradas coquetas susurraban entre ellas, pero él no atinó a nada más que sonreír incómodo y continuar su camino porque nunca había sabido como ser un seductor. Su madre y su hermana siempre le decían que era demasiado hermoso y que debería sacarse más provecho, pero él era incapaz de creerles eso cuando Sooyoung nunca lo había mirado de una forma más especial.
De todos modos ¿por qué estaba pensando tanto en Sooyoung esta mañana, cuando debería estar concentrado en conocer a su paciente? 'Deja tu mierda, Choi Minho.' Se regañó a sí mismo en voz baja, y apretó un poco el paso para alcanzar el ala principal.
Cuando se levantó en la mañana y entró a su habitación tras salir de la ducha, se encontró con que su madre se había preocupado de planchar toda su ropa la noche anterior, porque quería que estuviera impecable para presentarse en el hospital al día siguiente.
Con veinticinco años, había adelantado las suficientes materias como para estar ahora a punto de obtener su título de Psiquiatra especialista en trastornos neuróticos-psicóticos, y con el más alto promedio de su generación. Su hermana Minhye se levantó temprano también ese día para prepararle el desayuno y vigilar que lo comiera todo, a diferencia del resto de los días en que salía casi corriendo de la casa, apenas devorando una tostada, porque siempre tenía mucho que hacer. Minhye lo era todo para él. Tres años menor, se las ingeniaba para sacarle una sonrisa incluso hasta cuando no tenía ánimos de nada más que tomar todos sus malditos libros y quemarlos en medio de la sala. 'Choi Minho, el pirómano', pensaba entonces, y en vez de llevar a cabo sus impulsos psicóticos solo se levantaba de su escritorio y caminaba a la habitación de su hermana, buscando un abrazo, una película, o que simplemente ella se entretuviera peinándolo porque le servía para practicar. Él se había decidido por psiquiatría, ella por el estilismo, así que había sido algo así como su conejillo de indias durante varios años.
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Hypnosis ~ [2min-JongKey]
FanficTrastorno de identidad disociativo: «La presencia de dos o más identidades -raras veces más de diez- que toman el control de la conducta de una persona de forma recurrente, teniendo cada una de ellas recuerdos, relaciones y actitudes propios». En ge...