Parte 3.

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Pasaron dos semanas desde... el encuentro en casa de Ney. Ninguno de los dos se hablaron desde ese día, puede que sea infantil, pero les es extraño verse a las caras desde...

En fin, Ney disfrutó de su hijo al igual que Leo, ambos riendo con sus hijos, pero en esos pequeños lapsus vacíos el recuerdo del beso que ambos se dieron volvía como un boomerang, pero rápidamente volvían a sus vidas.

Ney decidió llevar a su hijo de paseo por la plaza y Lio inconscientemente estaba llevando a su hijo también.

Nunca esperaban encontrarse en ese lugar.

El moreno estaba corriendo con Davi, jugando carreras.

Lio llevaba a Thiago sobre los hombros. Al llegar al lugar se encontró lleno de personas y pequeños disfrutando y corriendo. El día estaba hermoso, soleado como nunca, bajó a Thiago y el pequeño corrió hacia los juegos dejándolo solo junto con los demás padres. Se acercó a un banco y al sentarse se encontró... Sí, con Ney. Quien no lo había notado, trató de levantarse sin ser notado, pero eso no funcionó. 

Ney giró la cabeza y se encontró con el morocho y sus ojos a juego, resaltando sobre su pálida piel.

— ¿Lio?

— Eey, hola. N-no te había visto.

— ¿Qué haces aquí?

— Thiago— dijo mirado a su hijo con los demás niños— ¿Tu?

— Davi.

— Ooh.

Un incómodo silencio se creó entre los dos.

— ¿Crees...— comenzó Ney, pero se detuvo.

— ¿Qué

— ¿Crees que podemos hablar?

— ¿Ahora? 

— No, no ahora, no podemos dejar a los peques.

— Okey, creo que...

— Esta noche, en la cancha ¿Puedes?

— S... Si, seguro.

Luego de una tarde con los pequeños, ambos se despidieron con un asentimiento y se alejaron.

Lio dejó a Thiago con su madre y Ney dejó a Davi con Rafa, no es su mejor opción, pero no tenía otra. Sacó el celular y comenzó a tipear, al mismo tiempo en el que Lio salía de su casa.

La noche estaba perfecta, estrellada, tan despejado que podrían verse estrellas fugaces u otras galaxias si se le prestaba atención. Pero ambos estaban muy nerviosos y concentrados en que iban a decirse o... Hacer.

Lio llegó y Ney ya estaba ahí, sentado sobre el césped, iluminado por los grandes reflectores, sus facciones se veían mas duras, podían verse las arrugas y bolsas bajo los ojos, de alguna manera este lugar de noche mostraba realmente a las personas.

Tomó una pelota y suavemente la pateó hacia Ney hasta que lo tocó y este alzó la cabeza.

  — Viniste— se notaba sorprendido, no se movió del lugar, Leo se sentó frente a él, el césped estaba húmedo y fresco.

— Me dijiste que lo haga— se encogió de hombros.

— Si, pero no pensé...

— Ya estoy acá ¿Qué pasa?—respondió cortándolo.

 — Tu sabes...— inquirió Ney jugando con la pelota en sus manos.

Lio lo sabía, pero quería que él lo diga.

— ¿Qué es lo que sé?

— Que te besé, no fue mi intención.

— Entonces... Tus labios solo cayeron sobre los míos, eso tiene mas sentido— dijo Lio irónicamente.

— No, no fue lo que dije.

— Es exactamente lo que dijiste.

Ney solo se quedó mirándolo, tratando de formar alguna excusa que suene real incluso para él, pero su cerebro por poco no se fríe.

— ¿Estas bien?— preguntó Lio.

— ¡No, no lo estoy!— se levantó sorprendiendo al pequeño morocho— Me refiero a que lo estaba, lo estaba hasta que apareciste y... ¡Es tu culpa!

Ahora Lio se puso de pié para protestar— ¿Cómo puede esto ser mi culpa? Tu me invitaste a tu casa a cocinar, por tu culpa caímos en el sillón y TÚ me besaste.

  — Primero, te ofreciste a ayudar. Segundo, no es mi culpa ser torpe.

  — Muy.

— Tercero...—fue interrumpido por Leo.

— Escucho. 

Sus ojos buscaron por todos lados un escape, una salida, se sentía encerrado en un callejón.

  — Te voy a hacer una pregunta— dijo Leo— ¿Quisiste hacerlo?

— Si— respondió sin pensar— no. No lo sé.

— Si yo... Me acercara... como, ahora— se acercó un paso.

Ney dudó, sintió su cerebro gritándole que se aparte, pero sus pies hacían caso omiso, su cuerpo se tambaleaba minimamente, casi imperceptible a la vista. Lio dio otro paso, luego otro y otro, continuó hasta estar a tres pasos el uno del otro.

  — ¿Queres que siga caminando?

El moreno quiso dar un paso adelante pero instintivamente dio uno atrás y con una mano alejó a Leo.

  — Ney...

Se alejó del morocho, corrió en dirección contraria. Haciendo oído sordo al llamado de Leo.

No se dio cuenta de que acababa de dejar algo al descubierto, algo que nunca había hecho, no quería que Leo se acercara a él porque no podría controlarse y lo dejaría entrar tan facilmente como lo es respirar o parpadear, Leo era su... Solo digamos que Ney planeaba mantenerse alejado. Aunque eso no iba a ser posible o fácil de ahora en adelante, ya que recibiría una noticia que lo obligaría a estar cerca de Lio. Muchos momentos incómodos y de ¿Celos? ¿Será posible? serán puestos a prueba. 

¿Podrá soportar y controlar todos... Estos sentimientos? 

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Se que no es muy larga esta parte, después de tanto tiempo, pero voy a tratar de seguirla y terminarla.

Gracias por leer c: 

Agradezco sus comentarios, siempre. <3

Paxy.

Neymessi// Move On...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora