Parte 2.

843 46 50
                                    


Luego de esa noche agradable, días después Ney estaba pasando por el pequeño, su pequeño "albino" como solía decirle él, a la escuela; al llegar pudo ver sus pequeños rizos dorados... dorados desteñidos saltando al trote mientras se le acercaba, Ney se agachó y lo acogió en sus brazos dándose cuenta de que ya no era tan pequeño, al estar a esta altura su cabecita lo sobrepasaba por centímetros, verlo crecer tan rápido le traía nostalgia, no quería que crezca tan rápido, lo quería así, de este tamaño toda la vida, saber que siempre va a poder protegerlo en sus brazos y que nada ni nadie lo va a tocar, sí, Neymar era muy sobreprotector con su hijo.

—Te extrañé papi—dijo Davi sobre su hombro haciendo que todo dentro suyo se derrita de ternura.

—Yo también hijo—le respondió apretujándolo más, él sabía que no estaba respirando, pero no le importo. Davi no podía respirar, y tampoco le importó, estuvo esperando toda la semana para ver a su padre.

Una vez en el auto Ney observó a su pequeño, comenzó a recordar los meses previos a su nacimiento, le hablaba, lo acariciaba física y verbalmente, prometiéndole cosas que cualquier padre le haría a todo hijo: Apoyarlo incondicionalmente con cualquier cosa y en todo momento, siempre estar ahí para él, etc. Esos meses eran pura emoción y preocupaciones, siempre acariciándolo y susurrándole cosas que Carol no podía escuchar, secretos entre ellos mientras Carol dormía, secretos que perdurarán entre ellos para siempre.

El momento en el que nació no pudo contener las lágrimas de felicidad, no podía creer que algo tan chiquito, frágil y hermoso haya sido gracias a él. Con lágrimas en los ojos besó su naricita y su pequeña frente, seguido de un susurro "Nunca te voy a abandonar, no importa cuan complicadas se vuelvan las cosas, siempre voy a estar para escucharte y aconsejarte. Serás mi pequeño malcriado" luego le susurró "Pero no le digas a tu madre."

Davi con sus pequeños deditos tomó su pulgar, Ney plantó un delicado beso sobre su manita y cerró los ojos absorbiendo el momento para nunca olvidarlo. Estando en el auto en este momento puede recordar el aroma a bebé que tenía y una lágrima corrió por su mejilla, la secó antes de que Davi la vea.

Al llegar a la casa el pequeño se dirigió corriendo a su habitación.

—¡Davi, lávate las manos...—la puerta se cerró de un portazo, para ser chiquito tenía mucha fuerza—... Antes de comer.

Ney se dirigió a la cocina y comenzó a cocinar, iba a hacer pollo al horno con papas, pero... La comida no era mucho lo suyo. A los minutos su celular sonó, un mensaje le había llegado, fue a ver y era desconocido, respondió preguntando quién era, a los segundos recibió otro "Según vos, soy medianamente bueno en lo que hago"

¡Leo! Gritó mentalmente y le respondió, luego de unos mensajes amistosos y bromas Ney le preguntó "¿Sabes algo de cocina?" a lo que Lio le respondió "Sí, me se defender bastante ¿Porqué?" y Ney le respondió al instante "Porque mi pequeña sabandija esta en casa y no se me da muy bien" esperó y esperó por diez minutos hasta que le respondió "Pasame tu dirección que en unos minutos estoy ahí" el moreno sonrió involuntariamente, marcó la dirección y se la envió.

Fue escaleras arriba para vigilar a Davi. Estaba muy cómodo en su cama leyendo un cuento, no lo quiso interrumpir, así que volvió sobre sus pasos. Treinta minutos mas tarde alguien golpeó su puerta, se apresuró a abrir y ahí estaba Lio con su típica sonrisita, la cuál mostraba sus hoyuelos.

—Hola Ney.

—Hola Lio, pasa.

Se hizo a un lado para que se adentre en la casa.

—Wow, es muy linda.

—Gracias. ¿Quieres beber algo?

—¿Jugo?

Neymessi// Move On...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora