Un encuentro inesperado

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Con el tiempo llego nuestro momento de ir a la universidad Sela y yo nos despedimos de Gertrud, pues al ser más pequeña que nosotras se quedaría un año más en nuestra amada preparatoria.

En la universidad Sela y yo nos separamos de escuela y el tiempo de la danza se guardó en nuestras memorias y en nuestros corazones, pues nuestras actividades escolares ya no nos dejaban mucho tiempo para asistir a una academia de baile.

Un día, acompañe a mi amada hermana a cobrar su beca en el banco más lento de México, así que me prepare mentalmente para poder soportar la espera de una hora para que mi hermana pudiera tener su regalo por sus buenas calificaciones. Llegamos al banco y agradecí tenerla allí para poder platicar y divertirnos en el tiempo que nos estaba tardando llegar con las señoritas cajeras.

Cuando llevábamos justo 45 minutos y tres personas por pasar delante de nosotras comencé a estudiar todo el lugar y las personas que laboraban en él, así comencé a ver a cada una de las tres cajeras que atendían a toda la gente, pero cuando llegué a la caja número tres mis ojos se paralizaron en aquel rostro tan perfecto que tenía aquella cajera; sin duda era Gertrud.

Habían pasado ya más de cinco años desde que la deje de ver, pero seguía igual de bonita y joven. Me quede mirándola perdida en los recuerdos, cuando ella me miro y me dijo pasen, toda la gente delante de nosotras pasó y yo no me di cuenta de en qué momento sucedió.

Por fortuna nos tocó Gertrud como cajera y llegando a ella solo pude gritar en medio de aquel silencio bancario:

-  Gertrud! ¡Cuánto tiempo sin vernos!-

Pero ella solo me miro sin aquel destello en los ojos que tenía en el tiempo que la conocí, que a cualquiera cautivaba; y me dijo:

- Que tal, hace mucho tiempo verdad, en que te puedo ayudar. -

Su voz sonaba apagada, no sabía que pasaba, era como si un monstruo se hubiera llevado a la antigua Gertrud y la hubiera encerrado en aquella jaula de cristal.

Bajé mi tono de emoción y le comenté lo que mi hermana y yo queríamos hacer, ella solo acentuó con la cabeza sin sonreír ni nada, muy seria tecleo información, nos dio el dinero y nos despidió como si fuéramos un cliente más.

Yo tomé los papeles, le di el dinero a mi hermana, me volteé dándole la espalda a Gertrud y con mis ojos abiertos de tal sorpresa que me había llevado, dije:

-¿Cómo es que la gente cambia tanto después de algunos años?, ¿Cómo es que pierden su chispa?, ¿Quién les quita la sonrisa y su felicidad por vivir? -

Mi hermana me abrazo y solo me contesto.

-La realidad hermana; la realidad se puede llevar todo cuanto somos si nosotros lo permitimos y dejamos de soñar. -

 -

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⏰ Última actualización: Nov 15, 2016 ⏰

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Chica número 11Donde viven las historias. Descúbrelo ahora