Capítulo 3: La biblioteca

5 0 0
                                    

Aquella tarde, Jorge fue a la casa de Sonia para hacer lo que el señor Memela dijo.

- Así que esta es tu habitación... Es un tanto pequeña.

- Bueno, pero a mi me gusta. Además el tamaño no importa.

Eso dijo ell- Quiero decir. Jorge echó otro vistazo rápido a la habitación. Aparte del enorme póster de Kazuichi Soda y de la papelera llena hasta arriba de papeles arrugados, nada llamaba mucho la atención.

- Eh, despierta, que hay que hacer lo que dijo el profe. Así que... ¿qué hacías en tu tiempo libre antes de venir a vivir aquí?

- Pues solía salir a jugar al fútbol con mis amigos o me quedaba en casa escuchando música. ¿Y tú?

-  La verdad, desde que me alcanza la memoria nunca he quedado con nadie para salir. Es peligroso en esta ciudad, ya sabes. Siempre suelo quedarme aquí escribiendo historias. Mira, aquí tengo una sobre...

- Espera, me llaman. ¿Eh? Que raro. Es Andrés.

- ¿A esta hora?

- Si... ¿Andrés? Ajá. Ah, vale. Ahora vamos...

- ¿Qué ha dicho?

- Que vayamos a la biblioteca ya.

- Es raro, se supone que sería luego... Pero venga, vamos.

Jorge y Sonia se dirigieron a la Biblioteca Tanaka, cercana a la relojería del callejón.

- Ah, por fin llegáis... Creía que había pasado algo. Ya os veía a los dos en el hospital o algo, chavales.

- Oye, no bromees sobre eso, podría haberles pasado algo en serio.

- Bueno, a ver, iba a enseñarle mis historias a Jorge y justo llamas, ¿qué pasa?

- Ah, ¿escribes?

- Bueno, un poco... Si quieres puedo enseñártelo a ti también... ¿Sebastián te llamabas?

- Si...

- Bueno, que os enrolláis más que las persianas. Básicamente, he encontrado un libro viejísimo sobre la Mariana Dorada. Según él, en la Playa de la Esperanza hay unas ruinas que hablan del origen de ésta. Aparte, esa historia nos acercará más a resolver el misterio de la Mariana Dorada.

- ¿Pero no se suponía que-Oh.

- Sí, es lo que piensas. Creo que tu eres el nuevo que resolverá el misterio y nos librará de la maldición. Además, hay otra cosa. Ese libro hablaba de los Mil Mini Marianos, que son unas criaturas que llevan el odio y la desconfianza a la gente. Y en esas ruinas está la clave para vencerlos. Así que prepararos. Iré a contarle algo al señor Memela. Jorge, vente. Sonia y Sebastián, ir a prepararos para esta misión.

- Vale...

- Oye, Sebastián, ¿te apetece venirte a mi casa y así te enseño eso?

- Ah, buena idea.

- Vale. Tened cuidado los dos. Si vuestro mentor se muere o algo, hacer que su hermana no esté ahí o la culparán.

- Eh... ¿qué?

- Nada. Vamos, Jorge.

Pero lo que descubrirían les cambiaría la visión de la Playa de San Mariano. No era la Playa de la Esperanza. Era la Playa de la Desesperación.

La playa de San MarianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora