Capítulo 5: La mansión Cubata

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Día de clase. Jorge estaba esperando a cierta persona, el ya mencionado, para hablar con él. Al rato, entró por la puerta, pero para su sorpresa, fue directamente a hablar con él.

- Perdona, ¿eres el joven Velencoso?

- Uh, si... ¿necesitas algo?

- Ah, me presentaré. Soy León Cubata. La verdad, el señor Memela me ha pedido que, ya que soy rico y eso, invite a alguno de vosotros a mi mansión. Y bueno, me ha mencionado a ti y tus colegas, así que, si podéis, venir luego a las 5 de la tarde.

- Bueno, vale...

Entonces, el profesor de matemáticas, el ilustre y venerable doctor Don Luis Felipe Franco Yepes (el típico profe de mate aburrido, solo que al menos este pone ejemplos que llaman la atención y no habla de cajas, aparte de sus continuas historias sobre sus matrimonios e hijos) entró por la puerta y empezó a dar clase.

Horas después, con las clases acabadas, Jorge fue a buscar a Sebastián a su casa. A pesar de vivir en el barrio más alumbrado del pueblo, su casa estaba apartada y un tanto oscura. Llamó al timbre, y no respondió nadie. Miró su reloj, eran las 16:50. Entonces, la puerta se abrió, y Sebastián salió de casa.

- Siento haber tardado. - Dijo con un tono apagado - Estaba haciendo los deberes y... bueno, cosas mías.

- Ah, no pasa nada. En fin, vamos al sitio este.

Se dirigieron a la Mansión Cubata, localizada; como hemos dicho, a las afueras. Allí estaba Sonia esperando.

- ¿Y Andrés? - Preguntó Jorge.

- Ha dicho que no podía venir. Ha mencionado algo sobre el señor Memela y sobre Roberto Tanaka, pero no recuerdo bien que era.

- En fin, entremos.

Mientras tanto, en la biblioteca...

- ¿Entonces, el archivo secreto se encuentra aquí?

- Si. Pero debemos evitar que Tanaka lo descubra. Podría ser peligroso.

- Hm. La verdad, me siento mal por Jorge y estos dos. ¿Seguro que es seguro dejarle a esos chavales la búsqueda de estos bichos?

- Paco, tranquilo. No les pasará nada. Pero debemos asegurar que nunca encuentren el Mariano del Caos.

- Bueno... Si descubrieran el secreto de la Mariana Dorada, estaríamos en peligro. Solo debemos destruir a los Mini Marianos. Al ser absorbidos por el Mariano del Caos, lograremos más poder.

- Señor, no pasará nada, en serio. A menos que la leyenda sea cierta y encuentren las Abejas Puras.

- Oh, olvidé aquello. Bueno. No creo que el Pronosticum Mondantequillum sea real. Si seguimos los pasos explicados en la Crónica Mariánica, todo acabará bien para nosotros. 

- Esperemos que ocurra eso...

Mientras tanto, Jorge y sus amigos entraban en la Mansión Cubata.

- Bienvenidos, jóvenes, a mi propiedad. Y siento hablar como un viejo, es algo normal para alguien como yo. Ahora, esperar, prepararé algo en el comedor, esperad aquí, por favor.

- Bueno, - mencionó Sonia - pongámonos a buscar el Mini Mariano.

- Ehh... ¿Y cómo, si puede saberse?

- No se, se supone que el elegido eres tú, Jorge, así que piensa tú en algo.

- Pues... Noto como una sensación extraña proveniente de aquella sala.

- ¿P-Pero podemos entrar sin permiso? - dijo Sebastián en bajo.

- Supongo que no. - recalcó Sonia - Busquemos alguna forma de entrar. Oh, ya se. Yo intentaré entretener a León y vosotros dos entráis ahí y buscáis.

- Ok, supongo que intentaremos eso.


¿Qué es una Abeja Pura? ¿Cuáles son las verdaderas intenciones de Andrés y el señor Memela? ¿Qué ocurrirá en la Mansión Cubata? Descubre las respuestas a estas y a otras preguntas, todo en futuros capítulos.

La playa de San MarianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora