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Benjamín recorrió de la mano junto a su novia Camila por la feria artesanal de Buenos Aires, donde había diversas exhibiciones, desde alimentos hasta pinturas realmente llamativas. Camila le había rogado todo un día para que asistieran, a pesar de que el no sentía con muchas ganas le dio un sí, a lo que la chica salto emocionada.

Cuando estaban allí, Benjamín comenzó a notar una reacción rara en ella, no dejaba de mirar hacia a todos lados como si alguien la estuviera siguiendo hasta su piel se había vuelto más fría y sudorosa, no entendía que le pasaba por lo que decidió darle un pequeño beso en la mejilla para que se sintiera mejor, pero no funciono.

Al seguir caminando, Benjamín diviso a Luisana a unos metros de él, lo que más le llamo la atención fue la camiseta que llevaba; un unicornio rosado que masticaba chicle, el chico rio al verla y se volteó para mostrársela a su novia pero este no se había dado cuenta de que ella se había soltado de su mano cuando estaba distraído. Comenzó a buscarla por todos lados pero ella no aparecía, se tomó la cabeza con sus manos pensando en lo próximo que debía de hacer, intento llamarla varias veces a su celular pero ella simplemente no contestaba, algo que tenía bastante nervioso al chico.Luisana al ver la reacción de Benjamín se acercó a él rápidamente y le pregunto amablemente que pasaba, el chico no estaba en condiciones de discutir con la adicta a los chicles, así que acepto la ayuda de buscarla por los alrededores de la feria. Quince minutos después, ninguno pronunciaba una palabra, Benjamín estaba más que afligido por no saber que le pasaba a su novia y -Luisana lo observaba cautelosamente un tanto confundida por la situación, continuaba comiendo su goma de mascar hasta que accidentalmente esta se escapó de su boca cayendo directamente al suelo.

Benjamín la miro e hizo un intento de sonrisa, al levantar la cabeza su cara se transformó completamente, Camila se encontraba besando intensamente a un chico, sin darse cuenta de que su novio la observaba dolido.Benjamin suspiro, se dio media vuelta y comenzó a caminar hacia algún lugar, Luisana miro horrorizada a la pareja y en seguido siguió a Benjamín, quien tenía el ceño fruncido y parecía como si fuera a llorar, cosa que entristeció a la chica, porque a pesar de que le gustara molestarlo, le había tomado cierto cariño al chico que odiaba sus chicles.

El chico se sentó en una banca y empezó a mirar un punto inexistente en el piso, Luisana saco del bolsillo de su chaqueta una caja de chicles de sandía y pensó unos segundos en dársela o no.

-Ten, acabo de comprarla pero...el chicle ayuda a pasar las penas   –dijo la chica regalándole una sonrisa.

-Gracias –respondió el con un tono apenas audibles, tomo la pequeña caja y jugo con ella perdido en sus pensamientos.

-Espero que te guste la sandía –menciono ella antes de salir corriendo, dejándolo con una caja de chicles con sabor a fruta y una sonrisa tonta en sus labios, sin duda, la chica con camiseta de unicornio y adicta a las gomas de mascar, no se merecía el trato que él le estaba dando en los últimos días.

La chica de los chiclesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora