Existen demonios de muchas formas, los hay de muchos brazos o a veces sin ninguno, los hay con apariencia humana o con apariencia de animales, los hay también con cuerpos materiales y también espirituales. pero existe uno que se puede leer.
Este l...
Este libro es una copia, ha sido traducido al español hace mucho tiempo atrás y se desconoce el nombre del traductor pero las historias han sido diversas. Algunos dicen que fue un grupo de personas quienes lo tradujeron y luego murieron uno a uno después de perder poco a poco la razón. Otros dicen que fue traducido por un sacerdote español entregado a los estudios y al descubrimiento de conocimientos ancestrales, efectivamente también murió luego de traducir este libro. Por el contrario, otros dicen que la primera traducción al español fue descubierta en una tumba en un antiguo cementerio indígena de américa del sur descubierto por unos mineros.
Era un cementerio abandonado ya hace cientos de años atrás, tenía muchas tumbas apiladas unas sobre otras de tal manera que no se podía caminar sin pisar el cadáver de alguna persona. Los mineros al descubrir ese cementerio decidieron tomar algunas pertenencias de valor que consiguieron cerca de algunas tumbas, y dieron con la tumba de un monje que estaba debajo de una capilla sobresaliente coronada con una figura antropomorfa, parecida a una gárgola con rasgos humanos en su cuerpo y sin rostro, salvo por unos profundos espacios vacíos en donde se supone deberían de estar sus ojos, una mano levantada hacia arriba y con el dedo índice señalando hacia el cielo y la otra mano, la izquierda, señalando hacia la tierra.
La capilla también tenía un pequeño espacio para colocar flores donde mantenía aun unas flores negras frescas, como recién puestas, despedían un aroma atrayente y estaban cerca de una vela con la cera ya derretida por completo pero que aún se mantenía encendida. Era muy extraño ya que ese cementerio estaba completamente abandonado y no había ninguna población cercana a muchos kilómetros a la redonda como para pensar que alguien le hubiera puesto esas flores y esa vela hace poco. Los mineros decidieron excavar esa tumba por ser la más llamativa de todas. Y al hacerlo encontraron un cadáver conservado en perfecto estado, aun tenia cabello y su piel no se había corrompido, aún conservaba sus ojos, y su mirada proyectada al frente era tan fija y penetrante que parecía estar mirando a las personas que se paraban cerca de él, daba escalofríos esa mirada tan fría y mortecina. Se trataba de un antiguo monje español, su cuerpo completamente tieso y delgado tenía los brazos apretando fuertemente un libro contra su pecho. El libro, a pesar de todo el tiempo que estuvo en ese cementerio enterrado junto a ese cadáver, se mantuvo en perfecto estado.
Los mineros tuvieron que arrancar los brazos del cuerpo del cadáver para poder quitarle el libro que abrazaba contra su pecho. Cada uno de los 12 mineros que estuvieron en ese cementerio el día que consiguieron ese libro murieron víctimas de una extraña plaga.
Ese libro pasó de mano en mano a través de los años. Y cada persona que lo obtuvo murió de diferentes maneras. Un día, sin saber cómo ni por quién, ese libro fue copiado en digital y publicado en Internet. Muertes después, misterios después, y muchos años después, hoy lo tienes tú y lo estás leyendo. Y aunque el libro original esta extraviado al igual que toda la maldición que contenía –quizás-, esta es una copia fidedigna y como tal no nos hacemos responsables de las consecuencias por leerlo. Que tu dios te acompañe en tu lectura.
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