4. Absolutamente te encontraré

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—Diablos —soltó Levi al golpearse con la correa de su equipo tridimensional que, al reventarse, le había dado una especie de mini latigazo a su pierna.

—Mal augurio —dijo burlona Hange. 

Ella mejor que nadie sabía lo nada supersticioso que era Levi pero, justo en ese momento, sin que Hange lo notara, esas palabras le dieron un vuelco al estómago. 

Levi tenía un mal presentimiento al respecto de la misión. Aunque él fingía que era solo preocupación.

—Cierra la boca, cuatro ojos —bufó el azabache provocando que Hange sonriera como la loca que era a los ojos de Levi.

—Relájate, Levi —pidió la de lentes—. Si estás tan tenso el equipo no podrá estar tranquilo, y eso no es bueno para nadie.

Levi respiró profundo, pero el aire se agolpó en su garganta causando que se atragantara y una tos frenética le robara mucha más calma. 

Estaba tan nervioso que en serio no podía estar tranquilo.

Hange, por su parte, fingió que nada de eso había pasado. Era lo mejor para ella. Saber a ese hombre corazón de hielo tan nervioso seguro haría de gelatina sus nervios de acero.


* *


—Última oportunidad para arrepentirse —dijo Levi y todos le miraron con asombro. 

Eso era nuevo, y raro. Nunca habían tenido la opción de rechazar una misión y esa vez no solo estaba la oportunidad, sino también estaba la insistencia al respecto por parte del capitán del escuadrón.

—No juegue con nosotros, capitán —refunfuñó Eren ya en su caballo—, somos todos hombres de honor —dijo provocando las risas de todos, los reclamos de algunas y un zapatazo de parte de Hange para el castaño. 

No todos eran hombres, aunque era muy obvio a lo que se refería Eren, pero igual el comentario tonto del chico  logró relajar el ambiente. 

El sonrojo de Eren desapareció después de muchas risas, pero volvió a su rostro cuando el capitán —que le miraba con ternura— musitó lo suficientemente bajo para que nadie, excepto Eren, lo escuchara: —En serio tenía que ser el idiota.

Anduvieron un rato bastante largo cabalgando, mientras el camino se hacía extenso solo árboles enormes aparecían de pronto. El silencio era sepulcral, bastante conveniente si no querían atraer titanes. Aunque la expedición fuera para buscar más de esos especímenes excéntricos.

—No es que me esté quejando —dijo de pronto Hange, que no disfrutaba par nada estar en silencio—, tener especímenes raros para investigar es algo que me gustaría pero, ¿por qué de pronto piden esta expedición? 

Levi, que ya había intentado ahondar en dicha razón sin llegar a ninguna parte, se mordió un labio luego de suspirar.

—Deber tener sus razones —aseguró el hombre, aunque no estaba del todo convencido de que fuera así—, posiblemente tenga que ver con Eren —sugirió soltando la única posibilidad lógica en su cabeza.

—Sería algo demasiado estúpido —aseguró la loca—, sobre todo porque no venía en los objetivos de la misión y no es algo que tuvieran que ocultar. Eren es nuestros titán, probarlo es nuestra labor.

Hange hablaba con calma, calma que Levi estaba perdiendo, por lo que chistó los dientes. También lo había pensado ya.

—Solo cierra la boca —volvió a pedir Levi y Hange lo hizo al fin.

POSITIVAMENTE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora