5. Totalmente eres tú

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El hombre entre sus brazos le miraba con tanto amor y ternura que él no podía apartar la mirada de sus ojos. Con dificultad, el de ojos oscuros le sonrió, y sus ojos verdes derramaron tantas lágrimas como su corazón tenía. 

"Te amo" un eco resonado en esa oscuridad apabullante en que se encontraban. No sabía si lo había dicho él o el hombre en sus brazos, pero por alguna extraña razón sabía que era algo que estaba en el corazón de ambos.

"Voy a esperarte" leyó en los ojos negros que de apoco se apagaban, igual que la sonrisa del hombre y sus propias ganas de vivir. 

"Voy a encontrarte" prometió y pegó sus labios a los de ese cuerpo que se transformaba de pronto en nada.


* *


Eren abrió los ojos sintiendo como algo desconocido le oprimía el corazón. Miró el techo blanquecino y suspiró preguntándose cuántas veces había soñado lo mismo. La respuesta era muchas, demasiadas como para llevar la cuenta.

—Joven amo, si no se levanta llegará tarde al primer día de clases —señaló un criado detrás de la puerta que daba entrada a esa enorme habitación en que Eren dormía.

Renegando, Eren dejó la cama atrás. 

Levantarse temprano era algo que no disfrutaba realmente, pero debía hacerlo si quería llegar a tiempo a la escuela que había escogido y a la cual asistía con la única condición de no dar problemas y tener las mejores notas de la escuela, no solo de la clase. 

Su padre se la había dejado demasiado alta esta vez, pero él en verdad quería estar en una escuela "normal".

Eren era un Alfa, uno de la más alta clase, por eso había estado toda su vida en institutos elitistas a los que, por ningún motivo, entraría un Beta, mucho menos un Omega. 

Pero él sabía bien de la existencia de estas clases inferiores. Todos sus sirvientes eran Beta, y le agradaban demasiado como para hacerlos menos. Además sentía curiosidad por los Omega.

Esto último era justo la razón de haber suplicado a su padre que le permitiera ir a una universidad "normal", de esas en las que los "Alfa" sonaban a mito. Y lo consiguió con las condiciones antes mencionadas y el juramento solemne de no involucrarse sentimentalmente con absolutamente nadie, mucho menos con un Omega.

—¿Estás seguro de esto? —cuestionó de nuevo su padre mientras desayunaban. 

Eren asintió con una sonrisa de expectación llenándole el rostro. 

Él quería conocer personas que le quisieran por ser quien era, no por lo que era. Estaba cansado de que todo el mundo le quisiera por su clase, estatus y dinero. Quería conocer personas que le vieran como un igual. Por eso fingiría ser un beta en su nueva escuela.

»No tienes que vivir en el campus de esa escuela, puedes ir y venir a diario.

Su padre mencionó algo que ya había dicho un montón de veces. Pero la razón de Eren era completamente válida. Sería demasiado sospechoso, sobre todo porque seguro su padre no le permitiría que viajase en un transporte público. Llegar en un lujoso auto sería... demasiado sospechoso.

—Vuelve al menos cada fin de semana, cariño —pidió su madre al borde de las lágrimas. 

Saber a su pequeño creciendo le dolía un poco. Pero sabía que dejarle volar solo era lo mejor.

—Tanto como me sea posible —prometió Eren que ansiaba salir corriendo de esa casa y dejar esa vida "artificial y vana", como le gustaba llamarle—. Te amo, madre —dijo pegándole los labios a la mejilla. 

La mujer sonrió y le despidió. Uno de sus empleados de confianza le llevaría en su auto personal hasta el campus. Por eso se despedía allí de sus padres.

—Bien, tío Pixis —soltó Eren entusiasta—, llévame a ser libre al fin —y le sonrió al hombre que le sonreía. 

Los padres de Eren eran bastante buenos con las personas que les rodeaban, por eso todos los empleados veían con agrado al joven casi caprichoso que siempre les trataba como si parte de la familia fueran.

Conforme el camino avanzaba, Eren más se asombraba. No podía creer lo diferente que era todo. La ciudadela Rose no se comparaba en nada con la Ciudad Sina, su hogar. 

Los ojos de Eren destellaban curiosidad saciándose, y Pixis, el mayordomo de su casa —y ahora tío falso—, creía que era bueno que ese niño travieso se involucrara en un mundo más real.

—¿Crees que pueda visitar María? —preguntó de pronto Eren pensando en la ciudad donde la mayoría de los Omega vivían. 

Rose era una ciudadela de Beta y algunos Omega extraordinarios, además de ser el refugio de algunos Alfa que renunciaron a todos sus lujos por vivir sin tanta apariencia.

—Yo creo que no —dijo Pixis con seriedad—, no es seguro que te acerques mucho a los Omega, y ya lo sabes.

Pixis terminó con un tono de cansancio que divirtió al joven ojiverde.

—¡Qué si lo sé! —exclamó Eren suspirando—. Lo han repetido tanto que lo memoricé sin querer. 

Eren rió tan amplio como habitualmente reía. Algunos minutos después llegaron al campus y fueron recibidos por los directivos. 

Eren Pixis —nombre falso, por supuesto— se encontraba en la línea de partida de una vida que hacía mucho quería probar. Estaba seguro de que todo iría bien. Pero sus padres, que conocían a su hijo, y Pixis, que conocía el mundo en que ahora Eren pretendía vivir, sabían que no iba a ir todo viento en popa.

* *

Una vez instalado, y después de haberse presentado en la dirección de su nueva escuela, Eren fue acompañado por un profesor a conocer los alrededores de la institución. Ser sobrino del mayordomo de uno de los mejores clanes de Alfas le daba mucho prestigio al muchacho.

Después de conocer un poco la escuela fue llevado hasta el aula donde tendría su primer clase. Se despidió del profesor agradecido de haber sido escoltado tan amablemente y entró a un aula donde muchos le veían con recelo. 

Los profesores no solían ser amables con todo el mundo, así que dedujeron correctamente que ese chico era alguien especial, aunque nadie imaginaba que fuera la persona que en realidad era.

—Mi nombre es Eren Pixis—anunció sonriendo—, espero que nos llevemos bien —dijo pasando la vista por todo el lugar, mirando a todo el mundo hasta que sus ojos se quedaron fijos en el chico delgado de la última fila. 

La enorme sonrisa que había iluminado su cara toda la mañana desapareció cuando Eren encontró lo que no esperaba. 

Ese cabello y ojos oscuros, que contrastaban perfecta y hermosamente con esa piel clara, los conocía demasiado bien. Los soñaba cada noche. 


Continúa...

POSITIVAMENTE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora